Californicación y poco más.

Reconozco que cuando se estreno Californication allá por el año 2007, enseguida me hice un fan absoluto de la serie. El sarcasmo de sus primeros episodios me pareció absolutamente demoledor y locuaz. Su humor, irreverente y lascivo, me descolocó como pocas otras series lo habían conseguido hasta el momento. Y el irresistible carisma de Hank Moody me sedujo enseguida, con un personaje que parecía mítico ya desde sus primeras intervenciones. Pero por desgracia la magia no duró demasiado. Aproximadamente desde la mitad de la temporada hacia el final, la serie comenzó a dar síntomas de pérdida de frescura, y finalmente terminó por pegarse el gran batacazo argumental, con un cierre que como mucho podría decirse que fue inesperado, y como poco extremadamente autoindulgente y simple, poniendo a la serie en una difícil encrucijada que la dejó situada con muy pocas opciones de interés de cara a su supuesta segunda temporada….

"Añadir un nuevo gallito en el gallinero
no siempre fue igual de divertido"

Siendo obvio que ese “Happy End” final tenía poca chicha, sus creadores se dieron cuenta enseguida de que por ese camino nunca podrían llegar demasiado lejos. Por esta razón, o por cualquier otra (vete tú a saber) deshicieron rápidamente parte de sus tramas, y comenzaron casi desde cero a elaborar un nuevo camino para Hank, de esos en los que pudiesen darse multitud de situaciones ideales en las que poder hacer lucir a su brillante y carismático protagonista. Y desde ese punto de partida al final salió una segunda temporada: divertida (a ratos), atrevida (cuando no exagerada), dispersa (en la mayoría de las ocasiones), anárquica (en el buen y mal sentido de la palabra), y por encima de todo lo suficientemente ingeniosa como para no resultar casi nunca aburrida. En definitiva tan prometedora como para poder tener la certeza de atreverse a encarar con ciertas garantías un tercer asalto, que se convertía así en toda una moneda lanzada al aire.

"Hank como profesor de multitud de alumnas cachondas
universitarias, ya era toda una declaración de intenciones"

Vista ya su última temporada lo único que tengo claro es que salió Cruz. Siendo completamente sincero, y no andándome con rodeos de ningún tipo, diría que mi impresión sobre este tercer encuentro con Hank me ha parecido un completo y absoluto desastre. Después de un par de episodios iniciales bastante prometedores (la escena de la cena en casa del rector y su esposa es descojonante), creo que la serie ha vuelto a entrar en esa dinámica negativa de dar un paso hacia adelante para luego retroceder dos hacia atrás. Para empezar, la historia continúa careciendo de una trama sólida en la que anclar a sus personajes, y estos campan a sus anchas por ella, sin ningún tipo de coherencia ni objetivo, más allá del de follar a diestro y siniestro con cualquiera que se les ponga a tiro. No dudo que esto sea suficiente para pasar un rato agradable frente al televisor sin más objetivo que el de provocarnos un poco de excitación y diversión pasajera, pero a mí personalmente llega un momento en que tanta “teta sin sentido” y tanto “aquí te pillo aquí te mato” me aburre tanto o más que ver crecer la hierba durante días y/o semanas.

"La relación padre (desastre), hija (madura)
es una de las cosas que más me gustaba de la serie"

Y es que, el irresistible encanto del señor Moody ya no es suficiente reclamo como para estar pendiente de él durante toda una temporada completa. Su relación con Becca, que en esta ocasión podía haber sido una de las mejores bazas de la temporada, está completamente desperdiciada, ninguneada en favor de las repetitivas apariciones de un padre que apenas puede tener la picha enfundada y quieta dentro de sus pantalones ni un solo momento. Los personajes secundarios, que en otros tiempos llegaron a ser complementos ideales del protagonista, ya me resultan excesivamente repetitivos y tediosos. Y ni la revitalizada y decadente presencia de una Kathleen Turner multiobscena y multiorgásmica logra levantar en ningún momento ni un ápice de mi interés por una serie que ya me empieza a oler a quemado sin posibilidad de vuelta de hoja.

Por todo esto que digo, y alguna otra cosa que seguro ha olvidado mi cerebro inconscientemente para no ser demasiado duro con la serie, ha llegado el momento de bajarme de este barco antes de que la cosa se ponga mucho más desagradable. Ahora bien, si me preguntáis si volveré a ella en algún momento en el futuro, aunque os suene a contradicción, sólo os puedo decir una cosa: ¡Acaso lo dudáis!