martes, 26 de julio de 2011

Carlos; o cómo conseguir tus ideales a tiro limpio.

Como el que mata a un insecto molesto, Carlos es capaz de hacer lo mismo con tu vida si se diera el caso y fuera preciso. La serie es igual. Sin miramientos ni espacio para las tonterías efectistas que se puedan dar en este tipo de ficciones. Directa como un disparo en la cara. Devastadora e imprevisible como un coche bomba aparcado en la calle esperando su momento. Sin artificios ni nimiedades ni esperas ni adornos. Sin enaltecimientos de ningún tipo, ni largos paréntesis para contar chorradas que no llevan a ningún sitio. Ya sea por la causa, por las cuentas pendientes, o por la madre que lo parió, si te descuidas, y estás en su lista de enemigos potenciales, Carlos acabará contigo en menos de lo que tardes en decir “ten piedad”...

martes, 19 de julio de 2011

The Big C. Una comedia triste.

Como ya le dije a "un telespectador más", para su entrada sobre la serie que publicó en su blog, The Big C es una comedia triste pero ante todo una comedia. La serie nos muestra la aventura de vivir cuando se está tan cerca de perderlo todo. Un pedacito de esperanza rota hecha de con trozos de risas, secretos, y optimismo que, más que deprimirnos o dejarnos emocionalmente para el arrastre, juega continuamente a levantarnos el ánimo con su tono desenfadado y lúcido, pero igualmente firme, certero y sobre todo realista. Una vez recién comenzada la segunda temporada, y sin haber visto ni una sola imagen de la susodicha, hecho la vista atrás, y continuo diciendo que…

jueves, 14 de julio de 2011

El juego (de tronos) no ha hecho más que empezar.

Juego de Tronos ha sido una de las series que más rápido se me han pasado (volando no, lo siguiente). Parece que fue ayer cuando me atreví a opinar sobre su piloto (ya han pasado casi tres meses), y ya tengo que ponerme las pilas para echarle un buen vistazo a lo que nos ha dejado su primera temporada. Diez episodios puede que den para poco o para mucho (según se mire) pero lo que está claro es que no nos han dejado indiferentes a casi ninguno de nosotros, ávidos telespectadores, hayamos leído los libros o no. Cuando una serie llega con tanto hype, es muy fácil perderse entre tanta promoción y expectativas (como en un laberinto de luces de neón), olvidándose por completo de juzgar tan sólo la esencia de la serie, sin interferencias ni prejuicios, como si se hubiera vivido la temporada con unos ojos limpios y alejados de tanto ruido. El hype de Juego de Tronos ha sido mastodóntico, y como tal, uno no ha podido evitar el subidón de salida, e inevitablemente el bajón consiguiente, quedándose algo frio con el devenir de los primeros episodios, quizá lastrados un poco por ser excesivamente corales y descriptivos para una serie de televisión de estas características. Pero pasemos mejor al interior de mi castillo, y diseccionemos con mi espada la primera temporada de Juego de Tronos tal y como se merece…

viernes, 8 de julio de 2011

Cuando Weeds se dio a la fuga.

Ahora que estamos recién comenzando la séptima temporada de la serie, aprovecho para sacarme de la manga este post que, por otro lado, y siendo sinceros, ya debería haber visto la luz hace mucho tiempo. Dejando a un lado su anterior temporada, la quinta (que ya comenté aquí), y de la cual me he obligado a creer que nunca existió, el nivel general de la serie siempre ha volado a gran altura, demostrándose una vez más que, Jenji Kohan (su creadora), siempre ha sido capaz de ir dándole a Weeds un nuevo y estimulante empujón argumental con cada nueva temporada que nos ha ido regalando. Esta sexta, sin ser la mejor, si nos ha dejado en el cuerpo esa extraña y excitante sensación de siempre, donde todo lo que pasa ante nuestros ojos, sin ser nunca coherente, es casi siempre posible dentro de sus propios límites. Y lo que es mejor, dándonos a entender que, cual tiburón en el mar, si se para o retrocede se acabará muriendo irremediablemente por falta de estimulación o empuje. Pero, sumerjámonos un poco más en esta sexta temporada, y ya que estamos en verano, chapoteemos unas cuantas palabras haber que sale…