Definitivamente “The End” no es mi final deseado.

Vaya por delante que gracias a un segundo visionado he podido reconciliarme con el final de Lost. Esa segunda vez también me ha servido para poder despedirme de los personajes como se merecían (con lagrimas en los ojos), y disfrutar de ellos sin todos esos artificios que la primera vez me impidieron ver el corazón del episodio, en lugar de las entrañas de una maquinaria que no parecía encajar nunca sobre sus propios raíles. He tenido que dejar pasar unos cuantos días reposando y madurando su final en mi cabeza, porque después de sus últimas imágenes la decepción que sentí en mi interior fue como mínimo catastrófica. No quería cometer el error de comenzar a juzgar dicho episodio desde el desconsuelo, con unos ojos que en ese momento no eran capaces de ver más allá de sus propios sentimientos de insatisfacción. Que su giro final no encaje con mis ambiguas expectativas no es necesariamente un error de ejecución, sino más bien puede ser culpa de una conexión emocional y racional por mi parte que no tiene por qué encontrarse en sintonía con la serie en ese preciso espacio-tiempo. Una lástima. Aunque (como ya he dicho) en ese segundo encuentro haya podido sintonizar mejor mis emociones, tengo que ser sincero conmigo mismo y decir que definitivamente “The End” no es mi final deseado. Viajemos al interior de mi dulce amargura y analicemos mejor las sombras y luces de esa última estocada final de Lost……

Vayamos por partes. Lo primero que habría que diferenciar son los dos finales que ha dejado la serie en sus dos diferentes realidades. Con respecto a la historia isleña, en cuanto a presentación, nudo y desenlace creo que este episodio ha cerrado con bastante acierto el arco argumental abierto a lo largo de toda la serie. Jack ha encontrado al fin su destino, y lo ha ejecutado con una brillantez digna de un episodio de tal magnitud. Su lucha final con el humo negro (tanto psicológica como física) ha tensado las emociones de los espectadores hasta límites inigualables y su desenlace final ha estado a la altura de lo mejor de la serie. Ese ojo que se cierra junto a Vincent forma una perfecta simbiosis con el principio de todo, cerrando de manera muy emotiva y complaciente seis temporadas de un personaje que ha tenido una evolución prácticamente perfecta. En ese sentido la serie produce una sensación de plenitud y coherencia casi mágica, y se despide de nosotros con un maravilloso cierre altamente Lostiano. En ese aspecto narrativo simplemente ¡Chapó!

Continuando con la isla, Desmond ha cumplido a la perfección su roll de arma humana y ha terminado por encajar como un guante en las expectativas argumentales que se tenían de él. Además, en un interesante giro final, Hurley y Ben han acabado por convertirse en unos extraños pero definitivamente convincentes Jacob y Richard, y del resto de personajes solo decir que han completado con solvencia la trama de la huida de la isla en un crescendo de infarto plenamente satisfactorio. En definitiva, a excepción de unos cuantos detalles sin demasiada importancia, casi todo ha estado en su sitio, y en cuanto a aventura y acción se refiere el episodio ha sido lo suficientemente épico y emocionante como para que nos quedemos satisfechos en ese aspecto. Ahora bien, siendo Lost y estando en su última entrega, echo de demos algo más de grandeza en sus imágenes (de esas que se graban para siempre a fuego en la retina), y definitivamente me faltan ciertas buenas respuestas mitológicas que me hagan salir de la serie con una mayor sensación de plenitud. Evidentemente no se ha podido tenerlo todo, pero a grandes rasgos el resultado final isleño me vale.

Para mí el verdadero problema viene de la línea alternativa. Aunque la despedida de los personajes me parezca una idea ciertamente interesante, y no esté demasiado mal ejecutada, no puedo evitar sentirme defraudado con ella ya que no creo que ésta esté a la altura de unas revelaciones que siempre se caracterizaron por su extrema originalidad. El hecho de que la traca final de la serie sea que estén todos muertos huele demasiado a rancio por excesivamente manido. Entendedme bien, mi intención no es simplificar ese argumento a la mínima expresión y quedarme solo con eso, sin duda he disfrutado mucho con esa línea alternativa, y me he emocionado como el que más con la mayoría de sus reencuentros finales (especialmente con ese maravilloso “funcionó” de Sawyer y Juliet). Los detalles siempre han sido parte de la grandeza de la serie, y aunque la idea sea la misma de siempre éstos una vez más ha marcado diferencias con respecto a otras propuestas similares ya sean seriéfilas o incluso cinéfilas. Aún así no por ello deja de ser una carta demasiado manoseada, e inevitablemente su propuesta final pierde contundencia por su evidente falta de singularidad. Se termina con la sensación de que una vez más se hizo con estilo, pero el resultado final está muy lejos de ser un maravilloso giro marca de la casa.

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Además de esto, debo sumarle el hecho de que todo este último “purgatorio Lostiano” (visto ahora con todas las cartas sobre la mesa) me resulta excesivamente tramposo. Lost siempre se ha caracterizado por jugar al despiste con el telespectador (lo sabemos y lo aceptamos), y aunque alguna que otra vez se le haya ido la mano con alguna de sus vueltas de turca, siempre ha existido un pacto no escrito entre caballeros de juego limpio por parte de sus creadores. Tendría que echarle un ojo de nuevo a todos los episodios de esta sexta temporada, pero temo que me encontraría con más de una incitación al engaño malintencionado. Sea esto cierto o no, mi sensación final no es otra que la de un tipo al que le robaron la cartera, y no la que debería de ser, esa maravillosa sensación de siempre que lleva consigo un niño al verse fascinado con el truco de magia de un buen prestidigitador.

Por otro lado ahora que todo ha terminado tampoco quiero comenzar a dramatizar en exceso sus errores. Posiblemente este final de serie vaya tomando forma poco a poco en mi cabeza, y con el paso del tiempo hasta puede que acabe por encajar del todo en ella. Al fin y al cabo Lost siempre ha sido más que una serie una experiencia, y lo queramos o no todas sus imperfecciones también formarán parte de su magia por siempre jamás.

Lo Mejor: El montaje inicial en paralelo de las dos realidades acompañado de la maravillosa música de Michael Giacchino. Jack y Locke enfrentados bajo la lluvia, La muerte de Jack junto a Vincent con ese ojo cerrándose para siempre, Los despertares de Kate, Claire y Chalie, y sobre todo la emocional escena de rencuentro entre Juliet y Sawyer, con ese “funcionó” que pone los pelos de punta.

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Lo peor: En particular algunos detalles sin excesiva importancia que dejaré para el olvido. En general que se haya acabado Lost para siempre dejandome con esta extraña sensación agridulce en el corazón. Que nadie se lleve a engaños, seguro que se me pasará.