Tan muertos como yo (de aburrimiento)

Hace no demasiado tiempo publiqué una entrada en la cual os relataba la magnífica impresión que me había dejado el piloto de Tan muertos como yo. Su fina y delicada melancolía me cautivó por completo y su descarada puesta en escena (marca de la casa Fuller) consiguió que mi primer contacto con la serie fuera mucho más allá del mero divertimento acercándose por completo al más absoluto de los entusiasmos. Pues bien, después de terminar con su primera ración de capítulos, las estupendas sensaciones iniciales se han acabado trasformando en un inquietante amasijo de contradicciones, que me dejan con una percepción de la serie un tanto incierta y desentusiasta. Puede que el título de esta entrada sea algo (premeditadamente) exagerado, pero con él he querido trasmitir de manera rápida y directa toda la frustración que he sentido a lo largo de sus catorce capítulos. Y es que de aspirar a convertirse en clásico en sus primeros episodios a pasado, sin apenas darme cuenta, a mí (casi) total indiferencia tras la finalización de su primera temporada. Si queréis averiguar el por qué de esta transformación tan extraña y radical en mis opiniones solo tenéis que seguir leyendo. Intentare no aburrir a nadie......

La serie se divide en dos tramas claramente diferenciadas. Por un lado tenemos la vida de Georgia/Mili junto con la de los compañeros de ese (sobrenatural) trabajo que realiza, esta tratada con un tono alegre y colorista (como es habitual en Fuller), y por el otro las consecuencias de su muerte en su familia, que se ha resquebrajado por completo después de tan brutal incidente, esta desarrollada desde un enfoque mucho más oscuro, triste, y melancólico. Aquí comienza el primer problema que le he encontrado a la serie. Para empezar hay un claro desequilibrio entre la comedia y el drama. Los dos géneros están tan especialmente diferenciados y desestructurados que acaban por anularse el uno con el otro dejándote siempre con una extraña sensación de sincronía emocional insatisfactoria. Además la primera parte de la trama aunque de vez en cuando nos dé algunos fogonazos de buen hacer (que sin duda los hay, y bastante buenos por cierto) nunca acaba de centrarse en un sólido argumento que lleve la historia a un sitio más concreto e inesperado. Esta dispersión narrativa le resta fuerza a muchas de esas pequeñas cosas geniales que se encuentran desperdigadas por sus guiones, y acaban perdiéndose con facilidad en un mar de diálogos e historietas las cuales considero de poco o nulo interés.

Sin embargo el segundo hilo argumental con esa familia amputada y desestructurada que tiene Georgia, siempre nos ofrece un fino y delicado retrato de las consecuencias de la perdida de un ser querido. Su melancólica y sincera honestidad logra golpear con fuerza nuestras emociones, y nos hace sentir cosas hermosas y tristes, que nunca llegan a ir mas allá de nuestras expectativas por culpa de las constantes interrupciones de una molesta trama principal. Sin duda lo mejor de la serie se encuentra en esa difícil relación de la hermana de Georgia y su madre. Esta se convierte en un claro ejemplo de lo complicado que es manejar unos sentimientos asalvajados e indomables de dolor y frustración, que interfieren constantemente en lo que debería de ser una hermosa relación entre madre e hija. Lastima que la serie no explote más y mejor esa parte de la historia, seguro que su resultado final hubiese sido mucho más emocional y satisfactorio.

Aunque si tengo que ser sincero, lo que más ha influido en mi mala valoración de la serie han sido sus áridos personajes. Y es que a lo largo de toda la temporada no he conseguido empatizar con ninguno, hasta tal extremo que he acabado desarrollando una auténtica aversión por todos y cada uno de ellos (exceptuando la madre y la hermana de Georgia mencionadas anteriormente). Comprendo la aspereza que puedan desprender dadas las obligadas circunstancias en las que se encuentran sus protagonistas, pero aun así no he podido disfrutar de sus ariscas personalidades como debería ocurrir en todo buen personaje que se precie por muy antipático y despreciable que este sea. Este hecho ha sido un autentico handicap para mí, y ha condicionado totalmente mi percepción de la serie arrastrándome sin remedio a ese aburrimiento al que hago referencia en él titulo de mi entrada. De todos modos posiblemente le dé una segunda oportunidad a Tan muertos como yo, quizá su tediosa y desequilibrada historia vuelva a la vida en su segunda y última temporada Creo que aun con todos sus defectos la serie tiene los suficientes alicientes como para pensar en una factible y deseada resurrección.