Precisamente porque sé que ha muchos de vosotros os ha encantado, empezaré por poner las cartas sobre la mesa. Esta segunda temporada de Dollhouse me ha decepcionado. Lo cierto es que tampoco su primer asalto me entusiasmó en exceso, pero si es verdad que me dejó un regusto de lo más agradable tras presenciar como la serie ganaba en interés y consistencia a cada capítulo que se iba emitiendo. Tras un crescendo pausado (en cuanto a calidad se refiere) pero indudablemente audaz, “Epitafio uno” terminó dando un excelente impulso a una historia irregular, cerrando de manera magistral una temporada llena de excelentes posibilidades, cuyo único error fue no afrontar desde sus inicios (como se vio en ese sensacional piloto no emitido) el origen de su mitología. Por desgracia esta segunda parte no ha sabido sacarle todo el jugo a un argumento excesivamente disperso. Eso sí, ha dejado por el camino excelentes pinceladas de magia televisiva, que frustran aún más a un servidor por la inequívoca sensación de gran premisa desperdiciada que deja finalmente en la memoria. Por todo ello, sentaos cómodamente en vuestro sillón que hoy viajamos con la mente a la segunda parte de esa casa de muñecas rotas en la que finalmente se ha acabado convirtiendo la serie en su recta final……
Ya desde sus primeros episodios se veía que la serie y yo no iríamos juntos de la mano a ese lugar donde las historias se llenan de magia. Sus primeros capítulos son torpes e inconcretos y el personaje de Echo parece más marioneta que nunca, demasiado alejado del epicentro de la historia. En esta última es de donde siempre ha salido casi todo el desasosegante interés que nos ha ofrecido hasta ahora. El personaje de Ballard navega constantemente entre la incoherencia de sus propias motivaciones, más contradictorias que nunca, y el origen de la amistad entre Sierra y la protagonista no acaba de solidificarse del todo en mi mente debido a unos diálogos y un escenario elegido a mi entender excesivamente artificiales. Parece como si Dolhouse sufriera un retroceso de consistencia cayendo en los mismos errores de sus inicios, con unas primeras historias autoconclusivas indudablemente siempre entretenidas, pero que en ningún caso tocan por dentro alguna de esas fibras interiores que le hacen a uno ilusionarse.
Pero entonces llega el 2x04 “Belonging” y la serie vuelve a disparar sus posibilidades al infinito. Los orígenes del personaje de Sierra y su triste historia enrevesada pero magistralmente reconstruida, ponen de manifiesto que cuando los guionistas logran encontrarle el tono perfecto a su historia esta puede dejarnos con grandes dosis de emoción y ciencia ficción sin igual. Además con este episodio se empiezan a dibujar las primeras pinceladas de lo que será el armazón principal del resto de la serie, que en esos primeros momentos se convierten en un interesantísimo comienzo con desiguales consecuencias en su devenir. Y es que a pesar de que Dolhouse sufra a partir de aquí una trasformación evidente con un argumento raíz de lo más sugerente y embriagadoramente complejo, no todo el desarrollo posterior está a la altura de ese original planteamiento.
Prácticamente de aquí al final la serie se convierte en una auténtica amalgama de aciertos y despropósitos que no hacen sino acentuar más la sensación de fracaso con tanta magia televisiva dispersa en sí misma. Solo a partir de “El ático” Dolhouse logra cierta consistencia, especialmente debido a una excelente y original cierre que termina algo lastrado por unos personajes que a veces llegan a parecerse a caricaturas de ellos mismos. De esta manera “Epitafio dos” acaba convirtiéndose en un magnífico ejemplo de lo que ha terminado por ser la serie. Que no es otra cosa que un sinfín de fascinantes pedazos de ciencia ficción todos ellos esparcidos por una historia que nunca ha llegado a encontrarse a sí misma por completo.
A mí me sigue maravillando esta segunda temporada exceptuando los tres primeros capítulos, y el previo a Epitaph Two, que flojean algo.
ResponderEliminarSatrian: creo que todas las buenas ideas que tiene se pierden con demasiadas idas y venidas de algunos personajes y con muchas escenas mal resueltas. Por mucho que me haya entretenido no dejo de pensar en sus muchas posibilidades. Epitaph Two es un buen episodio pero lejos de de Epitaph one. La vuelta de Alpha cómo un personaje de los buenos me resulta excesivamente forzado y no acabo de creérmela.
ResponderEliminarPues a mí precisamente el transformar a Alpha en un personaje bueno me gustó bastante y no me pareció tan forzado. De hecho, es que fue lo primero que pensé cuando apareció por primera vez.
ResponderEliminarPor lo demás, pues a mí la serie me ha acabado gustando (y me ha acabado dando pena su cancelación) precisamente por la segunda temporada. Es cierto que es una serie que avanza a trompicones, y que lo mismo consigue grandes aciertos que grandes errores, pero quitando los primeros episodios, la segunda temporada en conjunto me pareció bastante más que decente. Eso sí, si tengo que elegir capítulo, me quedo de lejos con The Attick. O con Epitaph One, si contamos la primera temporada, que por lo demás me parece bastante inferior (por muy enorme que fuera ese capítulo).
De todos modos, lo que más le voy a agradecer a Dollhouse va a ser el haberme descubierto a Enver Gjokaj (mira si me lo ha descubierto que hasta he aprendido a escribir su apellido sin tener que buscarlo xD), que me parece un actorazo como la copa de un pino. A ver si le dan algún papel pronto, porque el chico se lo merece.
Mirna Harker: Por muchas cosas interesantes que tenga la segunda quede más satisfecho con la primera. Las expectativas fueron una losa demasiado grande, constantemente tenia la sensación de un quiero y no puedo. Coincidimos con los mejores episodios al que uniría Belonging. Efectivamente, cuando uno escribe un nombre como ese sin copiarlo es que le ha tocado. Creo que es un buen actor aunque me parecía un poco forzado cuando imitaba a Thoper.
ResponderEliminarLa conclusión que sacas yo directamente la aplicaría a toda la obra de Whedon: buenas ideas llevadas a cabo con mediocridad e ineptitud.
ResponderEliminarUna lástima, porque Abrams habría hecho una serie que sería un festival con esta idea (eh, que Abrams tiene muchos defectos, pero saber cómo mezclar los elementos no es uno de ellos).
Critico en serie: Posiblemente de un hibrido entre los dos saldría la serie perfecta.
ResponderEliminar