lunes, 12 de julio de 2010

Los Mad Men y sus oscuros secretos.

Una de mis cuentas pendientes de antes de que me fuera de vacaciones es el repaso a esa fantástica tercera temporada de Mad Men. Ya prácticamente con su siguiente temporada sobre nuestras retinas, y muy poco después de comprobar que ha vuelto a ser una las series más relevantes del año en cuanto a premios Emmy se refiere, su repaso se me antoja en este preciso momento más urgente y actual que nunca. He leído por ahí que su segunda temporada no fue para muchos tan sobresaliente como las demás, y no puedo estar más en desacuerdo con esa apreciación, ya que particularmente la considero la mejor de todas especialmente con una primera mitad sublime. Por ello este tercer asalto de Don Draper y sus colegas mantenía para un servidor la incógnita de estar a la altura de una segunda que disfruté con la plenitud de un joyero cuya mejor adquisición no puede dejar de admirar por mucho tiempo que lleve entre sus manos. Por todo esto hoy toca reunión de trabajo en Sterling and Cooper, veamos que nos han ofrecido esta vez sus protagonistas……

¡Spoilers! Esta tercera temporada ha sido quizás menos intensa que las anteriores pero no por ello menos satisfactoria. Ya desde el inicio al personaje de Don Draper se le ve algo más relajado, al haberse quitado de encima algunos cuantos fantasmas del pasado que arrastraba con él. Pero no nos engañemos, en realidad no ha cambiado en exceso, solo se ha vuelta más prudente y esquivo. En esta temporada esa falsa autoconfianza se convierte en uno de sus pocos puntos débiles al no intuir el paulatino e inexorable alejamiento de su mujer, cuyo fantástico personaje se convierte en esta ocasión en punto de inflexión de una de las temporadas más sutiles y elegantes que se han emitido hasta la fecha en la historia de la televisión. Desde hace tiempo Betty ya no ve a su marido como un superhéroe impecablemente compacto y atractivo, el descomunal encanto que utiliza para encandilar a casi todo el mudo ya no surte efecto en ella. Sus continuas infidelidades la han hecho perder una gran parte de esa inocencia de princesa acristalada, que esta vez acaba por desaparecer por completo tras descubrir que su esposo ni siquiera es realmente la persona que aparentaba ser. En la parte final un inocente enamoramiento fugaz y furtivo catapulta ese matrimonio idealizado y majestuosamente imperfecto hacia ese lugar donde viven los corazones erosionados por el engaño y las mentiras.

Sin embargo, en el terreno laboral Don sigue siendo ese tipo capaz de encontrar el eslogan perfecto que haga de una campaña imperfecta la quinta esencia de la publicidad. Con esas circunstancias, la suerte y su encanto de siempre vuelven a jugar a su favor conquistando ahora nada más y nada menos que al mismísimo rey de los hoteles Hilton. Ese hombre todopoderoso, ególatra y arrogante, acostumbrado a tener la última palabra en todo, termina convirtiendo su falsa amistad con Draper en el primer traspié serio de éste, abriendo las primeras grietas de inseguridad de un hombre que siempre parecía inquebrantablemente sólido. En cuanto a la agencia Sterling and Cooper, es época de cambios. Los ingleses que se hicieron con ella al final de la segunda temporada parece que han despertado una desconfianza ciega entre sus empleados, convirtiendo a éstos en secretas alimañas capaces de cualquier cosa por ver reconocidas sus aptitudes. Peggy cree que no se reconoce suficiente su trabajo y se deja querer por otra empresa encontrando en el intento un idilio inesperado con uno de sus antiguos jefes. Pete nunca está contento con lo que consigue y una vez más envidia lo que tienen los demás, hasta tal punto de cuestionarse su salida de la empresa, y la siempre impecable Joan deja su puesto de trabajo por su marido veleta llevándose con ella una gran añoranza que la hace infeliz a su manera.

En un final de temporada abrumadoramente coherente todos estos personajes dejarán la empresa para formar una nueva llevándose consigo lo mejor de cada uno en todos los sentidos. De esta manera se vuelve a dinamitar el argumento en mil pedazos para reinventarse una vez más, en la que es ya sin ningún tipo de dudas una de las mejores series actuales de la parrilla americana. Un episodio antes, The Grown-ups (3x12) ponía la guinda a esta deliciosa tercera temporada, con un capítulo magistral donde el asesinato del presidente Kennedy servía de escape emocional a unos personajes en constante contención de sus emociones. Una serie exquisita para paladares exquisitos.

1 comentario:

  1. Totalmente enganchada a esta serie, exquisita, muy actual, reflejo de la incipiente sociedad.
    Y de la 4ª temporada, qué dices?
    Deseando que empieze la 5ª!!!

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