viernes, 5 de marzo de 2010

Pushing Daisies vs Carnivale. Ahora toca un delicioso postre.

Retomando la entrada anterior ahora toca el turno de hablar de la otra gran participante de este enfrentamiento mío tan peculiar. Declarándome fan absoluto de Tim Burton y Jean-Pierre Jeunet parecía obvio que un proyecto como Pushing Daisies no pasaría inadvertido para mis radares seriéfilos. Su delicada y colorista puesta en escena ya atraía toda mi atención desde antes incluso de ver ni un solo episodio, como si se tratara de un puesto de caramelos a punto de abrir sus puertas ante los ojos de un niño adicto al azúcar. No me entendáis mal. No confundamos el termino serie pastelosa con la dulzura y el encanto de un producto como este. Pues si hay algo que la desliga por completo de esa muletilla tan empalagosa y detestable que muchas veces utilizamos para describir una ficción con excesivo subrayado emocional, este es sin duda unos guiones afilados y originales plagados de un fino humor negro, cuya melancolía siempre amarga lo suficiente como para no caer nunca en un exceso de edulcorante. Después de esta parrafada con la que he pretendido dejar clara mi postura desde el inicio, ahora toca estirar bien los dedos de las manos, mirar hacia atrás (con una innegable sonrisa en la cara), y meterse en faena con una de las series que mejor sabor de boca me ha dejado en los últimos tiempos……

La frustración del amor no satisfecho

De la mano de Bryan Fuller y Barry Sonnefeld, el 3 de octubre de 2007 vio la luz el piloto de Pushing Daisies. No os mentiría si os digo que me parece uno de los mejores que he visto nunca porque contiene, comprime y exprime al máximo todo el poder y la magia de una historia que seduce por su sencilla y desbordante originalidad. El punto de partida de este cuento de hadas urbano hecho serie es el mismo de siempre pero con algunas peculiaridades que podemos ver a continuación. En el fondo la premisa es la de siempre. Chico conoce chica. Chico pierde chica (ella muere asesinada). Chico recupera chica (él la revive con el poder que posee). A partir de ahí la serie comienza su maravillosa andadura hacia un sinfín (bueno no tantas, la cancelaron) de extravagantes, divertidas, ingeniosas e irregulares tramas (en su mayoría auto conclusivas) cuyo verdadero corazón del relato siempre estuvo en la desazón que produce la imposibilidad de tocar a la persona amada (la mayoría de personajes ya sea por unas u otras razones sufren este problema).
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Es cierto que el humor y la ligereza de sus historias son gran parte de su atractivo o de su total desdeño (según para quien), pero si tenemos la suerte de poder mirar un poco más allá de su pintoresco colorido y su desorbitado dinamismo también podremos ver a unos cuantos personajes solitarios cuyos secretos y anhelos los acaban convirtiendo en entrañables y cercanos seres melancólicos. Esta nada sutil dualidad y su avasalladora puesta en escena son verdaderamente lo que hace grande a Pushing Daisies y lo que la diferencia de las demás comedias. Por desgracia este arriesgado planteamiento también fue el culpable de la cruel cancelación que sufrió tras su segunda temporada, víctima de una audiencia que no supo o no pudo comprender el maravilloso magnetismo de sus imágenes, la abrumadora nostalgia de sus personajes, y unas historias imposibles solo aptas para niños grandes de imaginación infinita.

Cara a cara final

Después de haber repasado brevemente estas dos joyas incomprendidas de la televisión de los últimos años, mi primer veredicto desde un punto de vista puramente emocional no puede ser otro que un merecido empate a los puntos. Sin embargo profundizando un poco más en aspectos técnicos, interpretativos y de carácter general tengo que ser justo y reconocer que la oscuridad de Carnivale es mucho más profunda, solida y fascinante que la maravillosa y chispeante ligereza de Pushing Daisies. Además a esto debemos sumarle el hecho de que la primera a pesar de tener un final desalentadoramente abierto, resulta mucho más cautivador que el precipitado cierre de tramas que se le dio a la comedia de Bryan Fuller. En cualquier caso te guste más una u otra siempre tendrás la oportunidad de disfrutarlas por igual como las dos obras de culto que son. Dos series perfectamente compatibles y complementarias que te aseguran suspense y diversión para según qué estado de ánimo tengas en cada momento.

5 comentarios:

  1. Aun tengo que ver Carnivale, que es una de mis grandes pendientes, pero Pushing Daisies es una delicia para todos los sentidos, colorista, divertida, con mala leche, Brian Fuller es un genio haciendo este tipo de series, ya lo hizo también con Wonderfalls, pero es difícil que lleguen al gran público, porque las considerará raras o estrambóticas.

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  2. Satrian: Creo que carnivale te va a gustar mucho. Quizá cuando termine Lost sea el momento idóneo para ponerte con ella. También es una serie con muchos misterios y épica, especialmente en su segunda temporada. Me encanta Fuller, creo que aún tiene por delante su gran obra maestra (si le dejan).

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  3. He tenido que dejar de leer un poco lo de Carnival porqué la tengo en la recámara y aún no he encontrado el tiempo que se merece para verla, pero me ha encantado el Review de Pushing Daisies!!! Me encantaba! No entiendo como la cancelaron con lo fantabulosa que podía llegar a ser, y esas tartaaaaas.... ^-^

    Se la echa de menos, aunque últimamente he descubierto "Glee" y también ha conquistado mi corazón. Con un colorido muy parecido a "Pushing" aunque no tan extravagante, sus personajes se dejan querer desde el piloto y aunque las tramas no sean su punto fuerte, los momentos musicales son equiparables a los de Olive, que BTW también sale en un capítulo y las carcajadas que me he llegado a pegar con esta mujer son maravillosas ^-^

    Pigby y Digby tb eran super adorables ;op

    Have fun!

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  4. Yo vi los primeros cuatro capítulos de esta serie y todavía estoy recuperándome del empacho que me produjo.
    Reconozco una cierta originalidad de planteamientos pero la puesta en escena era una mala copia de otra mala copia. Es que ni los actores ni los personajes me convencían, me parecieron faltos de carisma y ridículos, en especial Chi McBride, todo un compendio de lo que (estereotipadamente) se supone que es un negro en una serie de televisión.

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  5. Alexia: Pushing Daisies era mucho más inaccesible que Glee por lo extravagante de su propuesta. Las dos tienen un encanto parecido, aunque de momento me quedo por goleada con la del señor Fuller.

    Estar en las nubes: Esperaba mucha más caña para la "Sara Montiel de la tele" jaja. Sin duda es un producto no apto para todo el mundo. Su fino encanto puede resultar pasteloso (nunca mejor dicho) si no se entra de lleno en su estrambótico planteamiento. Chi McBride está estupendo en su roll de detective malhumorado y sarcástico. La manera en que juega la serie con los estereotipos es francamente divertida.

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