Para empezar no es que Torchwood haya sido siempre la quinta esencia de las series en su género.
La primera temporada se movió entre la vergüenza ajena, la ida de olla con cierta gracia, y la buena ciencia ficción de toda la vida. La segunda subió el envite, y aunque tiene episodios realmente buenos (recuerdo alguno incluso grandioso), tampoco acabó de firmar una temporada redonda que la pusiera en el punto de mira de todo fan de la ciencia ficción.
Ahora bien, con la tercera la clavaron. En este caso viene que ni pintado ese refrán que dice “a la tercera va la vencida”, ¡Y vaya si lo fue! El tercer relato se podría decir que es una miniserie de seis episodios de lo mejor que ha dado la ciencia ficción en la pequeña pantalla en los últimos años. Por ello, y sumando el hecho de que la cadena americana Starz estuviera coproduciendo el nuevo proyecto (con la pasta y la notoriedad que eso supone), hizo que a esta cuarta se la estuviera esperando como agua de Mayo.
Pero no llovió como se esperaba...
Eso sí, para empezar, no se le puede reprochar nada a su punto de partida: Un día, y sin ninguna explicación aparente, la raza humana deja de morirse con las consecuencias que eso supone. En principio mola ¿No? Pues no tanto.
Torchwood: El día del milagro es una amalgama de errores y virtudes, que lo mismo te deja clavado a la butaca que te provoca un enorme bostezo en el momento menos esperado. Hay nuevos personajes (demasiados) que tampoco es que aporten mucho al conjunto (¿realmente era necesario Oswald Danes?). Otros, aunque resulten resultones (perdón por el juego de palabras) como los dos agentes de la CIA, se comen demasiado protagonismo, y restan fuerza a la trama principal que, en realidad, es la que debería haber guiado la mayoría de acontecimientos de esta temporada. Demasiados episodios = demasiados personajes.
Resumiendo: Giros imposibles aunque muchos de ellos brillantes. Momentos dramáticamente perfectos pero la mayoría a destiempo. Tramas que fluyen como el agua hasta que se acaban despeñando por una catarata de acontecimientos mucho más que improbables. Escenas de acción simpáticas, rarunas, alucinógenas, e incluso hasta algunas trepidantes aunque muchas casi sin pretenderlo. Un principio electrizante, un desarrollo inconexo, y un tramo final muy absorbente pero con un cierre de temporada completamente para olvidar. Esto y mucho más es lo que nos ha dejado este cuarto relato de Torchwood que vuelve a demostrarnos que, aunque una vez más no acabe de cogerle del todo el punto a sí misma, su visionado siempre merece la pena. Aunque sin duda en líneas generales me haya decepcionado, por el capitán Jack Harkness que me trago la quinta (si la hay) sin pestañear.
No he visto esta serie pero, de cara al verano, me apetece una ligerita y, si puede ser, de ciencia ficción. Tomo nota. Gracias por la recomendación!
ResponderEliminarTe recomiendo que veas el piloto y luego te pases directamente al capítulo 7 u 8, y continues a partir de ahí. O eso, o ver todos del tirón con mucha paciencia y la mente muy, muy, muy abierta, sabiendo que luego mejora.
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