viernes, 24 de septiembre de 2010

Wallander. El policía que surgió del frío.

Wallander es una miniserie de seis episodios (divididos en dos temporadas), que adapta varios de los famosos bestsellers del escritor sueco Henning Mankell. Estrenada en la BBC el 30 de Noviembre de 2008, cuenta con el famoso actor Kenneth Branagh como protagonista absoluto, el cual da vida a un agente de policía llamado Kurt Wallander, cuya finalidad en la serie no es otra que la de resolver los diferentes casos que se le van presentando (uno por capítulo), todos ellos situados en la pequeña localidad sueca de Ystad. Hasta aquí la descripción general de lo que es la serie. En cuanto a lo puramente personal, lo primero que tengo que dejar claro es que sólo he visto sus tres primeros episodios, o lo que es lo mismo, la mitad de sus dos temporadas, y desde ya os voy diciendo que he tenido suficiente Wallander por el momento. No me entendáis mal, creo que es un producto bien hecho y desde luego la mar de entretenido, pero vistos sus tres primeros episodios no he encontrado nada especial en ellos que me haga desear ver el resto. Además, que los capítulos sean de larga duración (llegan casi a la hora y media), hacen que un servidor de carpetazo a la serie, sin mayores sensaciones que las de haber visionado un producto correcto y ameno pero igualmente poco atractivo y sin duda cien por cien olvidable. Si queréis saber más detalles al respecto, solo tenéis que seguir leyendo (sin Spoilers) tras los puntos suspensivos….

"Kurt Wallander es un tipo triste, solitario,
y algo amargado pero un excelente agente de la ley"
Comencemos por lo que para mí ha sido su gran defecto. Para empezar sus tres historias están llenas de trampas de manual, que hacen que los misterios sean previsibles e inofensivos. Esto provoca que parte de la diversión de este tipo de relatos, se diluya lentamente en el vacio de unas tramas poco originales. También es cierto que adivinar quién es el malo de la historia es un juego en el que rápidamente suelo perder el interés. Si bien algunas veces puede resultar estimulante, desde luego en esta ocasión no ha sido el caso, pues desde sus primeros movimientos de guion se puede intuir claramente, que las cartas con las que juega la serie han sido excesivamente marcadas a fin de despistar al telespectador, cayendo de este modo una y otra vez en la parte más obvia de la historia. Tan solo su tercer capítulo (posiblemente el más interesante) deja a un lado esa manía de esconderlo todo bajo una falsa sensación de quietud, haciendo de éste el único capaz de atrapar simplemente por las consecuencias de sus personajes, y no tanto por los misterios que esconden éstos. Y es que la mayoría de las veces acción-reacción es la mejor manera de hacer avanzar este tipo de dramas de suspense.

"Una fotografía fría y de tonos grisáceos
ayuda a introducirnos en el ambiente sueco"
En cuanto a las virtudes, que las hay, encontramos a un Kennet Branagh en su mejor versión, inspirado, contenido, e incontestable, cuya habilidad es saber moverse con soltura, en esa fría y delgada línea entre la tristeza y el cansancio emocional, sin caer nunca en lo sobreactuado. La relación de su personaje con sus más allegados (especialmente con su hija y su padre), aunque no esté especialmente muy bien trabajada, sí logra hacerse el suficiente hueco como para que dé cuerpo y dimensión al resto del relato. En lo que respecta al apartado técnico, aquí hayamos claramente las mejores armas de la serie. Un montaje hábil y lleno de ritmo consigue que muy pocas veces lleguemos a aburrirnos con unas historias que no siempre resultan tan adictivas como debieran ser. La puesta en escena es uno de sus mayores logros. Gracias a la excelente utilización de la luz, el color y la profundidad de campo, ésta llega incluso a ser en muchas ocasiones impactante y sobrecogedora. Los ambientes conseguidos en muchas de sus escenas consiguen trasladarnos con acierto y precisión a esa fría y luminosa Suecia semi rural, donde por otro lado también termina por provocar a veces una difícil conexión con algunos de sus escenarios y personajes. En esta clara y extraña contradicción quizá esté el máximo exponente de las virtudes y los defectos de Wallander. Una contradicción que indudablemente me deja sin argumentos, pero al mismo tiempo con la conciencia clara de saber que he estado ante un producto impecable, pero en definitiva excesivamente previsible y lejano. Aunque ¡Quién sabe! Quizá la retome algún día de estos.

6 comentarios:

  1. A mi me atrapó desde el primer momentos, vi las dos temporadas de un tirón y estoy deseando que llegue la tercera. Branagh está soberbio, hacía mucho que no le veía tan bien. Y la factura técnica es inmejorable. no niego que la duración de los capítulos se haga un poco cuesta arriba pero creo que a pesar de eso las historias y él pueden aguantar muy bien el tirón.

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  2. Rebeca Sánchez: Precisamente creo que fuiste tú con tu post, quien me dio el último empujoncito para decidirme a comenzar con ella. No niego que Wallander merezca la pena, pero de momento se queda aparcada, que hay demasiadas series pidiéndome paso.

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  3. Yo los tomo como películas, simple y llanamente, son maravillosas, Kenneth Brannagh está inconmensurable, una fotografía y una estética increibles, si siguen haciendo temporadas, yo seguiré viéndolas.

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  4. Satrian: Aunque no comparta vuestro entusiasmo no pongo en duda la calidad artística de la serie. Sigo pensando que utiliza demasiados "trucos narrativos" característicos de los Bestsellers literarios y eso afea sus otras virtudes.

    Por otro lado ¿cual ha sido vuestro episodio favorito? ¿Quizá alguno de la segunda temporada que no haya visto?

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  5. a mi me gustaron mucho el último de la primera y uno de la segunda, ahora no recuerdo cual, donde dos ancianos mueren asesinados al principio

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  6. Rebeca Sánchez: No, si al final me picáis y la acabo viendo entera.

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