Los secretos y mentiras de una enfermera llamada Jackie.

Por fin he terminado de ver la primera temporada completa de Nurse Jackie. Y digo por fin, porque tras un magnífico episodio piloto, la serie se me puso cuesta arriba cual si fuera el Tourmalet. Una vez llegado más o menos al ecuador de ésta, el terreno se fue volviendo algo más favorable, gracias a una serie de capítulos indudablemente más ligeros y accesibles. Pasearme por ellos fue una tarea que apenas ya supuso esfuerzo alguno por mi parte, pero que a fin de cuentas tampoco trajo consigo nada excepcional más allá de un entretenimiento correcto y efectivo. Eso sí, encarando su recta final, y casi sin darme cuenta, de pronto y para mi agradable sorpresa, me descubrí a mi mismo disfrutando de nuevo con la serie tanto como lo hice con su primer episodio. Y es que, por fin (y vuelvo a utilizar por tercera vez esta santísima expresión) pude entrar en la historia de lleno, hasta terminar hechizado por los secretos y las mentiras de Jackie, cual si fuera uno más de sus engañados pero felizmente seducidos compañeros de trabajo. Aún así y a pesar de todo ello, este se me antoja un premio demasiado insignificante para un viaje tan corto y tan lleno de trabas. Pero, no adelantemos acontecimientos, comencemos por el principio……

"El doctor Cooper es un listo,
 cuando se pone nervioso se le va la mano"

Es bien sabido por todo aquel que me conoce que las historia de hospitales, de abogados, y de polis de capítulos autoconclusivos, no suelen ser santo de mi devoción. Por ello, y a pesar de la buena mano que suele tener la cadena que la acogía, Nurse Jackie ya partía con cierta desconfianza por mi parte, al centrar su premisa en una enfermera de urgencias de un pequeño hospital de Nueva York. Sin embargo, y pese a este inconveniente, su piloto logró cautivarme por completo, al estar centrado prácticamente en exclusividad en un personaje principal tan atractivo y tan bien interpretado como el que lleva a cabo Edie Falco. Una Jackie Peyton cuya vulnerabilidad e indescifrable personalidad dejaba entrever desde sus imágenes iniciales los primeros atisbos de un alma tan llena de grietas y contradicciones, que uno no pudo hacer otra cosa que dejarse llevar por el entusiasmo, pensando en que ésta se convirtiera con el paso del tiempo en una de las series más oscuras, divertidas, e incisivas de toda la parrilla televisiva.

"Uno de esos personajes de Showtime
que tanto me sacan de quicio"

Por desgracia, su segundo episodio no estuvo a la altura de un arranque tan prometedor, y la serie pronto se fue desinflando a cada paso como una rueda pinchada. El problema estuvo principalmente en que éste y sus cuatro o cinco capítulos posteriores se dedicaron más a explotar la parte menos subversiva e interesante de la historia, dejando ligeramente a un lado a la protagonista y su cinismo, y alzando a unos personajes secundarios, cuyas tibias personalidades y gracias nunca acabaron de cuajar del todo. En este aspecto quiero destacar por encima del resto, a esa insufrible directora de hospital, cuyas muecas y gestos la hacen parecer más una caricatura de sí misma que un personaje cuya credibilidad se pueda respetar. Lo único que deseo es que este personajillo mejore y no se convierta en una lacra para la serie. Referente a esto, no puedo dejar pasar la ocasión de decir que Showtime siempre se las ingenia para regalarme algún que otro personaje de este tipo al cual acabo cogiendo manía sin remedio. Celia Hodes de Weeds, o la mujer de Charlie Runkle en Californication son dos buenos y claros ejemplos de esto que digo.



"No a todos nos basta con un buen café
para estar en forma el resto del día"

Volviendo a la serie, creo que fue a partir del 1x07 (por lo menos para mí), que Nurse Jackie empezó a gustarse a sí misma. Las tramas paralelas comenzaron a encontrar su tono y su sitio acomodándose poco a poco entre la comedia negra (que no graciosa), y un drama hospitalario lo suficientemente crudo y a la vez accesible, como para tocar el alma sensible del espectador sin apretársela demasiado pudiendo hacerle daño. A partir de aquí, los personajes secundarios no es que fueran para tirar cohetes pero por lo menos ya no molestaban demasiado, incluso tenían sus momentos. Y nuestra querida y compleja Jackie ya comenzaba a dar los primeros síntomas de ese gran personaje en ciernes, al descomponerse lentamente ante nuestros ojos, con toda esa infranqueable máscara que tan bien se había construido para no hacer daño, ni a las personas a las que quiere, ni a sí misma. Por ello, sus últimos episodios están llenos de claustrofobia emocional y callejones sin salida, haciendo que la serie alcance sus mejores momentos, al encontrarse con el equilibrio perfecto entre lo que pretendía ser en un principio y lo que ha llegado a ser hasta el momento.

Es indudable que todavía queda mucho por hacer, pero sus últimos episodios marcan el camino a seguir. Si la serie logra tensar la cuerda lo suficiente como para mantenerse firme sin llegar a romperse, estaremos hablando de una de las mejores dramedias de los próximos años. Los que habéis visto la segunda temporada seguro que ya lo estaréis comprobando.