Sobrenatural es una serie que poco a poco te va ganando el corazón. Comenzar con ella es todo un reto donde la paciencia, especialmente en sus primeros episodios, es una virtud indispensable si uno quiere disfrutar de los grandes momentos que la serie tiene preparados más adelante. El dúo protagonista en sus inicios no son más que dos “pipiolos” estereotipados, perfectamente empaquetados y listos para adornar las carpetas de las adolescentes del momento. Pero según avanzan los episodios, y sobre todo las temporadas, se van volviendo más oscuros y complejos hasta lograr el milagro, colándose de lleno (y con todo merecimiento) en el Olimpo de esos personajes que todos tenemos en algún lugar de nuestra memoria teléfila. Su mitología, ese motor que empuja toda serie de este tipo hacia delante, se va consolidando con cada pequeña piedrecita aportada a la historia, y sus guiones, situaciones, y personajes secundarios terminan por formar un armazón lo suficientemente sólido como para refugiarse en él sin miedo a golpearse con los vaivenes de una trama algunas veces algo incoherente y poco precisa. Y es así, y solo de este modo, y sin apenas darse cuenta, como uno puede llegar hasta el final de su cuarta temporada más contento que unas pascuas. Sin duda ese ha sido mi caso. Tras el salto os contaré como ha sido mi cuarto reencuentro con los Winchester……
¡Algunos Spoilers! Después del final de la tercera temporada (uno de los mejores cliffhanger que yo haya visto), todo comienza con la embriagante expectación de descubrir que ha pasado con Dean tras su espectacular caída a los infiernos. Las primeras imágenes resultan algo decepcionantes al comprobar que éste apenas ha sufrido rasguño alguno, y está sano y salvo en el mundo de los vivos. Esta sensación agridulce solo dura unos instantes, pues rápidamente la historia nos arrastra de nuevo hacia su interior, devolviéndonos de un plumazo toda esa excitante mitología característica encargada de abrir nuevas puertas argumentales tan misteriosas y adictivas como las de siempre. La aparición de un ángel de la guerra (Castiel) al final del primer episodio pone en marcha el origen de la trama principal. Un hilo conductor que aunque está lleno de incalculables aciertos, y también de errores de bulto, nunca olvida que la mejor de sus bazas siempre está en la esencia de sus personajes y sus motivaciones, y no tanto en todo ese artificio que puedan llevar éstos sobre sus espaldas.
Si os soy sincero, toda esa historia de luchas de poder entre ángeles y demonios, me ha parecido casi toda la temporada un pelín desmadrada, y sin duda algo lejana por una extraña percepción de exceso de ambición sin control. Tras su magnífica sesión anterior (por ahora mi favorita), ya había aceptado las cartas con las que juega la serie como propias, y no estaba preparado para ir tan lejos (argumentalmente hablando), como para llegar a esos límites celestiales que nos ha propuesto Erik Kripke en esta ocasión. Por un lado me encanta que la serie se atreva a dar saltos mortales sin red, y disfruto muchísimo hasta cuando sus intentos no salen del todo victoriosos. Pero por otro me siento más cómodo en esta serie viendo a los hermanos Winchester luchando por sobrevivir en un mundo sobrenatural y fantástico pero al fin de cuentas siempre dentro de los límites de lo terrenal y lo cercano. Ojo, no estoy diciendo que no haya disfrutado de esta temporada como un niño con juguete nuevo. Tan solo digo, que en esta ocasión creo que a Kripke se le ha ido un poco la mano, con una historia que requería muchas veces algo más de precisión en sus guiones. Sin duda la idea me gusta y la he disfrutado, pero también es cierto que creo que no está todo lo bien acabada que debería, con demasiados flecos en la historia sin afilar.
En cuanto a los episodios propiamente dichos, volvemos a tener una buena ración de Winchester contra todo tipo de monstruos y criaturas de la noche. Como siempre, éstos se dividen entre los que se avanza en su mitología, y los puramente auto-conclusivos. Entre los mejores serializados, podemos encontrar su primer capítulo (La resurrección de Lázaro), que abre una nueva y fascinante puerta argumental hacia al futuro de la serie, y especialmente, el 4x03 (Al Principio), donde se indaga en el origen familiar de los Winchester con un viaje en el tiempo de lo más revelador. También podríamos incluir entre lo más destacado el tríptico final que forman (El Éxtasis, Cuando el dique se rompe, y la resurrección de Lucifer), pues entre los tres logran captar de nuevo todo el interés de la serie, después de (como ya he dicho) una trama central bastante dispersa e irregular. Por otro lado, si tuviera que quedarme con uno solo de este tipo de episodios, lo haría sin duda con el 1x18 (El monstruo del final de este libro), donde se vuelve a jugar con maestría con el ya muchas veces trillado juego de espejos entre ficción y realidad.
Entre los capítulos auto-conclusivos, éstos (la mayoría) ligeramente por debajo de su anterior temporada, destacaría especialmente los que más carcajadas nos han regalado. El 1x05 (Una película de monstruos) es el posiblemente el episodio más divertido y original que yo haya visto hasta la fecha, con un villano-ser sobrenatural amante de las viejas películas de terror de la Hammer. Éste junto al 4x06 (fiebre amarilla) y 4x08 (Pedir un deseo) terminan por formar un nuevo tridente mágico del humor, que refleja a la perfección el nivel de calidad de una serie, que cuando quiere sabe reírse de sí misma como nadie.
Resumiendo, una temporada que confirma a Sobrenatural como una gran serie a tener en cuenta, pero personalmente algo por debajo de su predecesora, al ser menos compacta y por ende adictiva que la tercera. Eso sí, ambas igualmente disfrutables al cien por cien.
Para mi la mejor de todas las temporadas. El final me gusto más que el de la tercera que tambien es muy bueno.
ResponderEliminarAnónimo: Para gustos los colores.....Yo sigo prefiriendo la tercera. La veo más compacta.
ResponderEliminaryo remirandome la serie, desde luego me quedo con la tercera, aunque la cuarta tiene capítulos memorables, especialmente los de humor.
ResponderEliminarPara mi las dos son superiores sin embargo a la quinta, donde a Eric definitivamente se le va la pinza. El problema es que la quinta tiene también grandes momentos, así que en conjunto, me gusta toda la serie. Eso sí, para mi el último capítulo de la quinta, lo tomo como el final de la serie, ya que así iba a ser inicialmente, y tal y como queda, cierra perfectamente, no necesita más.
Dudo que vea la sexta, ya no estará Jeremy como guionista (va a encargarse de una adaptación de una serie inglesa que ahora no recuerdo), ni Eric al timon, sino como colaborador... Bueh, ya veremos qué hago.
Por cierto, próximamente va a slair en Japón una adaptación de las 2 primeras temporadas al anime. Creo que es de las primeras series americanas en tener adaptación animada allí, (26 capítulos creo)
Sergio: Lo que me comentas del final de la quinta es algo muy generalizado. Parece difícil que sin ellos a las riendas de la serie puedan sacar algo interesante, en cualquier caso ya veremos. Yo por mi parte pronto comenzaré la quinta. Ya os contaré que tal me ha ido con ella.
ResponderEliminarHe visto un tráiler del amime y tiene buena pinta.