Lost encuentra su pulso.

Después de “Ab Aeterno” (un capitulazo con mayúsculas que entra directamente en mi Top Ten isleño), pensaba que The Package sería una mera transición con la cual entretenernos, mientras se enlazaba una buena (pero un tanto irregular) primera parte de temporada con una recta final donde por fin y para deleite de todos se pondría de una vez por todas toda la carne en el asador de la serie. Este episodio centrado en los coreanos (que nunca han sido precisamente de mis favoritos) me hacía presagiar lo peor (o al menos intuir una trama no especialmente interesante), y más después de haber saboreado un bocado tan intenso y revelador como el que acabábamos de degustar la semana anterior. Sin embargo cual fue mi sorpresa cuando me encontré sin previo aviso con uno de los mejores capítulos de esta sexta temporada, y por supuesto el mejor de largo de entre todos los dedicados a la pareja coreana. Junto a ese maravilloso 6x09 deja a esta en su punto más álgido, con la apasionante sensación de que el último tramo que nos queda por ver no puede ser menos que un magnifico vendaval de grandes episodios. Esta vez prefiero no enrollarme demasiado en la introducción y pasar directamente a relataros mis impresiones sobre estas dos últimas joyitas que acabamos de disfrutar. Pasen y lean……

¡Spoilers! Ab Aeterno era uno de los capítulos más esperados de esta sexta temporada y las expectativas se dispararon aún más al enterarnos de que el episodio en cuestión estaría enfocado en exclusiva en el enigmático y desconocido Richard Alpert. El capítulo , en su mayoría un Flashback (como los de antes) nos sitúa nada más y nada menos que en nuestra querida isla española de Tenerife. De allí es nuestro protagonista y pronto comprobamos que su mujer está muy enferma y que necesita algún tipo de medicina para no acabar en las garras de la muerte. Los diálogos en un castellano algo “culebrinesco” no nos impiden saborear los primeros pasos de una historia que ya desde sus imágenes iniciales resulta completamente cautivadora. Todo lo que ocurre desde ahí hasta que Ricardo termina encadenado al interior de Black Rock es tan poderosamente absorbente y satisfactoriamente coherente que a uno apenas le importan demasiado los algo desajustados acentos hispanos que escucha u otras nimiedades argumentales de similar índole. Disfrutar de un acontecimiento de la serie de tal magnitud y además con tal solidez tanto mitológica como emocional ya es suficiente premio como para sabotearte a ti mismo andándose con tonterías en busca de pequeñas incoherencias y gazapos absurdos.

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El resto del episodio nos lleva a nuestra isla, donde descubriremos el verdadero origen del personaje de Richard Alpert y alguna que otra respuesta importante de la serie en forma de botella (magistral metáfora la del vino/hombre de negro, tapón/isla por su sencilla y satisfactoria conclusión final). A través de un Jacob egoísta y violento (supuestamente el bueno de la película), y un Hombre de negro encantadoramente manipulador (que siempre parece esconder más de lo que dice) hayamos otra pieza más de la mitología de la serie. Mientras de regalo disfrutamos de unas interpretaciones de órdago (especialmente las de Titus Welliver y Néstor Carbonell) y una narrativa brillante y firme que nunca le pierde el pulso a una historia que algunas veces sí peca de excesiva arbitrariedad. Dicha pieza recientemente encontrada (y seguramente reanalizada un millón de veces) aún no sabemos muy bien cómo y cuándo encajará en el puzle/relato, e incluso si tendrá algún tipo de validez ya que la serie juega constantemente a la vuelta de tuerca. Al final ya de vuelta al espacio-tiempo isleño actual terminamos con una escena conmovedora gracias a una planificación visual de lo más elegante y acertada. En ésta el fantasma de la mujer de Richard apaciguará las ansias de éste por caer en el lado oscuro de la isla, utilizando como traductor de fantasmas a un Hugo que ya se ha convertido por derecho propio en una pieza fundamental en el plan B de Jacob. Su contundente y españolizada frase final seguro desencadenará el devenir de los acontecimientos futuros.

En cuanto a The Package último capítulo emitido hasta el momento, lo cierto es que ha servido para hacer avanzar la historia isleña (con paso firme y seguro) situándola muy cerca del desenlace final de la temporada. Además nos ha regalado (posiblemente) la mejor línea alternativa de lo que llevamos de sesión, al jugar con los espejos alternativos de los coreanos de una manera muy fresca e inteligente, y de paso cerrando de un plumazo y con gran precisión esa trama abierta donde Sayid encontraba a un Jin atado y amordazado a una silla. Esta línea temporal alternativa me ha parecido de gran calidad por variadas y buenas razones: para empezar la relación de amantes furtivos de la pareja coreana me resulta de lo más novedosa y atractiva. Sus diálogos se vuelven más excitantes de lo habitual y ese hecho proporciona que la relación entre ellos sea mucho más interesante. La aparición de Keamy uniendo la trama de Sayid con la de los coreanos y sobre todo la de Mikjail (la mejor integrada de las vistas hasta el momento) proporcionan a su vez las mejores escenas de esta línea alternativa. La muerte de este último personaje es sencillamente deslumbrante por su gran capacidad de síntesis, y sobre todo por una contundencia visual que sutilmente y al mismo tiempo de una manera muy directa evoca realidades paralelas pasadas sin necesidad de rocambolescos juegos de artificio.

Mientras veíamos todo esto, en la isla nos iban mostrando los últimos movimientos de unos personajes que se estaban preparando para una guerra (inminente) de misteriosas y seguro devastadoras consecuencias. Por un lado Jin es raptado por el bando de Wilmore con la oscura finalidad de confirmar los bancos de electromagnetismo que andan desperdigados y ocultos por toda la isla. La escena en la que éste ve por primera vez a su hija en la cámara de fotos de su mujer es una de las mejores del episodio por su gran carga de contenido emocional. Por otro lado el falso Locke intenta sin éxito atraer a su bando a una desconfiada Sun que acabará sin poder hablar inglés después de recibir un fuerte golpe en su intento de huida. La conversación final que tiene ésta con Jack en la playa es todo un alarde de delicadeza y composición de escena que sirve para dar un empujón argumental a un personaje que no acababa de encontrar el rumbo adecuado. Por el contrario la escena más floja del episodio la hayamos en ese cara a cara entre Wilmore y el falso Locke que queda algo descafeinada debido a unos diálogos y un aspecto visual y estructural que no están a la altura de un encuentro de tal envergadura. Eso sí, poco después nos compensan con creces con un potente cliffhanger final que nos revela a un empastillado Desmond (convertido quizás en un arma secreta) que parece será primordial en devenir de los capítulos finales de la serie.

Lo Mejor: Estos dos episodios nos han dejado muchas grandes escenas que destacar, pero sin duda han sido especialmente grandiosas todas aquellas acaecidas en el interior del Black Rock. Allí dentro nos hemos encontrado con la mejor versión de Lost gracias a una intensidad, espectacularidad y emoción sin igual que no han hecho disfrutar de la serie como pocas veces esta temporada.

Lo Peor: El anteriormente citado encuentro del falso Locke con Widmore, y algunos detalles visuales y narrativos sin importancia que no han entorpecido demasiado a unas historias que esta vez (y en su gran mayoría) si han volado a la gran altura de lo esperado.