La fuerza arrolladora de Breaking Bad ha conseguido aplastarme de nuevo. Esta segunda temporada me ha provocado un huracán de sentimientos que ha dejado todo arrasado en mi interior. Sus potentes y devastadoras imágenes me han arrancado de cuajo las entrañas (una vez más), y se han llevado con ellas todas y cada una de las maravillosas emociones que me había generado su incómodo pero siempre apasionante visionado. Como el propio Walter White me siento huérfano de futuro, arrojado a la espera de una próxima y desconcertante temporada. Esta por suerte no será larga, pero si me deja la suficiente intranquilidad como para provocarme ese tipo de inquietud que se despierta siempre que uno desea algo que no puede tener. Porque como un Jesse Pinkman cualquiera he acabado necesitando desesperadamente una nueva dosis de esa metanfetamina seriéfila llamada Breaking Bad. Voy a desintoxicarme con algo tipo Chuck, y ahora mismo vuelvo para contaros mis experiencias con la serie de la cadena AMC......
¡Spoilers!
Sus primeras y sugestivas imágenes nos sumergen desde un principio en el oscuro y árido mundo de Breaking Bad con una señal de advertencia muy clara. Cada desenlace de cada episodio será un nuevo punto de inflexión en la historia, que la harán avanzar inexorablemente hacia su momento culminante donde todo terminará por romperse en mil pedazos de realidad descompuesta. Los inicios de esta temporada continúan con la trepidante estela de su predecesora, situando a nuestros dos antagónicos protagonistas atrapados en las garras de un peligroso e imprevisible narcotraficante. Estos primeros zarpazos son verdaderas y endiabladas joyas televisivas (brillantes y extremadamente afiladas), y dejan el listón de calidad e intensidad tan alto, que inevitablemente nos harán percibir los siguientes capítulos como algo de menor enjundia o de pura transición. Nada más lejos de la realidad. La sospechosa desaparición de Walter, y sus extrañas reacciones posteriores, van cimentando poco a poco una creciente y soterrada desconfianza por parte de su familia, que más tarde terminará siendo parte vital en el resultado final de la temporada.
A partir de la mitad del relato, la historia de este sencillo profesor de química metido por “necesidad” a narcotraficante, se disparará por completo al aparecer los primeros síntomas de cambio en su protagonista. Tanto Walter como Jesse se dan cuenta de que solo podrán sacar adelante su próspero e ilegal negocio, llevándolo a otro nivel más profesional pero también lleno de muchos más peligros. A partir de ahí la bestia que anidaba dormida en el interior del apacible profesor irá apareciendo poco a poco, haciéndose cada vez más terrorífica y turbadora (impresionante Bryan Cranston). Este terrible monstruo acabará mostrando toda su devastadora fuerza en una de las escenas más brutales e impactantes de toda la temporada. En ella veremos morir a la novia de Jesse ahogándose desesperadamente con su propio vomito, ante la indecisa pero impasible mirada de un Walter, que ya sabe que jamás volverá a ser el mismo después de ser partícipe de un hecho tan terrible como ese. Por su parte el propio Jesse acabará arrojado sin remedio a la parte más decadente y oscura de la drogadicción, arrastrado por una relación amorosa, que evidentemente escondía peligrosas tentaciones, bajo una apariencia de inocente hermosura. Ante tales hechos el final de esta segunda temporada se acabará convirtiendo en un preciso y catastrófico (aunque algo forzado) castillo de naipes, que terminará por golpear a todos y cada uno sus personajes con tal fuerza que ya ninguno de ellos volverá a ser el mismo.
¡Spoilers!
Sus primeras y sugestivas imágenes nos sumergen desde un principio en el oscuro y árido mundo de Breaking Bad con una señal de advertencia muy clara. Cada desenlace de cada episodio será un nuevo punto de inflexión en la historia, que la harán avanzar inexorablemente hacia su momento culminante donde todo terminará por romperse en mil pedazos de realidad descompuesta. Los inicios de esta temporada continúan con la trepidante estela de su predecesora, situando a nuestros dos antagónicos protagonistas atrapados en las garras de un peligroso e imprevisible narcotraficante. Estos primeros zarpazos son verdaderas y endiabladas joyas televisivas (brillantes y extremadamente afiladas), y dejan el listón de calidad e intensidad tan alto, que inevitablemente nos harán percibir los siguientes capítulos como algo de menor enjundia o de pura transición. Nada más lejos de la realidad. La sospechosa desaparición de Walter, y sus extrañas reacciones posteriores, van cimentando poco a poco una creciente y soterrada desconfianza por parte de su familia, que más tarde terminará siendo parte vital en el resultado final de la temporada.
A partir de la mitad del relato, la historia de este sencillo profesor de química metido por “necesidad” a narcotraficante, se disparará por completo al aparecer los primeros síntomas de cambio en su protagonista. Tanto Walter como Jesse se dan cuenta de que solo podrán sacar adelante su próspero e ilegal negocio, llevándolo a otro nivel más profesional pero también lleno de muchos más peligros. A partir de ahí la bestia que anidaba dormida en el interior del apacible profesor irá apareciendo poco a poco, haciéndose cada vez más terrorífica y turbadora (impresionante Bryan Cranston). Este terrible monstruo acabará mostrando toda su devastadora fuerza en una de las escenas más brutales e impactantes de toda la temporada. En ella veremos morir a la novia de Jesse ahogándose desesperadamente con su propio vomito, ante la indecisa pero impasible mirada de un Walter, que ya sabe que jamás volverá a ser el mismo después de ser partícipe de un hecho tan terrible como ese. Por su parte el propio Jesse acabará arrojado sin remedio a la parte más decadente y oscura de la drogadicción, arrastrado por una relación amorosa, que evidentemente escondía peligrosas tentaciones, bajo una apariencia de inocente hermosura. Ante tales hechos el final de esta segunda temporada se acabará convirtiendo en un preciso y catastrófico (aunque algo forzado) castillo de naipes, que terminará por golpear a todos y cada uno sus personajes con tal fuerza que ya ninguno de ellos volverá a ser el mismo.
Estoy contigo en los comentarios que haces de la serie. A mí también me deja impactado y sobrecogido.
ResponderEliminarEs el reverso de Weeds (visión frívolo-pija del tráfico de drogas aunque divertida y disparatada las tres primeras temporadas) y en ella casi todo es como de verdad. Vivo en una zona en la que se juntan los yonkis para ir a los poblados de la periferia a pillar y todos parecen sacados de la serie.
Además, esa fotografía radiante y contrastada, de colores hipersaturados me tiene enganchado y se ha convertido, para mí, en una de sus señas de identidad.
Estar en las nubes: Es curioso que nombres a Weeds, y no podía ser más acertado. De hecho pensaba titular el post Breaking Bad la cara oscura de Weeds, pero como no pensaba hacer referencia a la serie de Showtime me decidí finalmente por el otro. Tiene una fotografía muy bien elegida que potencia la sensación de angustia y claustrofobia que tiene su protagonista.
ResponderEliminarLa transformación de Walt es escalofriante. Para mi la escena que inicia la ruptura y que me intranquilizó profundamente fue cuando Walt obliga a su hijo a beber tequila hasta que vomita. A partir de ahí es cuando te das cuenta de que ya no es más un buen tipo, si es que alguna vez lo fue.
ResponderEliminarSoy el primer defensor a ultranza de esta serie, pero el final de la segunda temporada me pareció una tomadura de pelo, esperaba tanto de él que esa resolución no me convenció en absoluto. Aun asi, espero con ciertas ganas la tercera temporada.
ResponderEliminarQue grande está Cranston en el personaje!
Saludos!
Bell: La serie tiene ese tipo de escenas que le ponen a uno los pelos de punta. Wall cada vez se deja llevar más por su lado oscuro, y al final paga las consecuencias aunque no de la manera que nosotros pensábamos.
ResponderEliminarUn telespectador más: A mí el final aunque creo que es algo forzado y engañoso, me resultó tan audaz y lleno de tanta fuerza que con el tiempo me ha acabado gustando mucho.
En realidad todos los actores están sublimes.
Saludos a todos.
Se me ha borrado el comentario que te había escrito porque sin querer he pinchado en la entrada del versus galáctico antes de que se publicase ¬¬
ResponderEliminarVenía a decirte que tanto la dupla protagonista me ganó desde el mismo piloto, al igual que toda la serie. Me la he visto en un suspiro y ya estoy deseando que llegue marzo para comenzar la tercera. Breaking Bad es una de las grandes en la actualidad.
Moltisanti: La primera ya me gustó. Pero con esta segunda a subido unos cuantos puestos en mi ranking. tiene algunos episodios autenticamente magistrales, de lo mejores que he visto en los ultimos años.
ResponderEliminarbuena serie
ResponderEliminar