Después de ver el último capítulo de Kings, siento una extraña sensación de entusiasmo y desencanto. Esta adaptación moderna y libre del Rey David, me ha dejado más sombras que luces y todo lo contrario, o lo que es lo mismo, el más absoluto desconcierto emocional. Ya desde su descomunal piloto mi mente andaba algo perdida como quien anda por una fiesta llena de luces de colores y magníficos adornos, pero con la soledad que se lleva dentro al saber que uno no ha sido invitado a semejante festejo. En todo momento me sentí distante y lejano de una trama, un tanto “folletinesca” y grandilocuente, donde sólo algunas de sus portentosas imágenes captaban toda mi atención, empujándome a devorar las siguientes como un animal hambriento que busca desesperadamente su mejor bocado......
Durante los siguientes cinco capítulos me preguntaba constantemente como era posible que no me enamorase de unos diálogos insuperables, de esos que dejan huella inmediata en la memoria, o de una puesta en escena deslumbrante y a la vez minimalista que consigue siempre ese efecto perfecto entre realidad y fantasía. No entendía que extraña circunstancia me hacía pasar por alto esas interpretaciones en las que cada actor se ajusta tan bien a su personaje que parece haber nacido con él puesto. Ian Mcshane componía un Rey Silas tan demoledor y carismático que llenaba cada plano con su sola presencia, y hasta ese clon de Matt Damon llamado Christopher Egan parecía estar hecho a la medida de ese futuro Rey David, mostrando en sus mejores momentos toda la grandeza escondida de su personaje. Si era consciente de todo eso, ¿por qué me aburría irremediablemente?
Respuesta: La historia no me estaba llegando al corazón. Y no lo hacía porque donde yo esperaba ver mitología y fantasía disfrazada de realidad, solo encontraba política y asuntos de estado con pinceladas de culebrón palaciego. Su dispersa y zarandeada trama no conseguía arrastrame a su epicentro, y sin poder llegar a ese lugar, que es el origen de cualquier buena historia, la serie no podía hacer otra cosa que morir, y así lo hizo tras su sexto capitulo. ¡Vamos, que me cansé, y pasé de ella!
Pero entonces llego Moltisanti y sus caballeros de la mesa bloguera, y con varios de sus comentarios consiguieron despertar de nuevo en mi esa irrefrenable curiosidad que hizo que Kings volviera a mi parrilla con renovadas ilusiones. A partir de ese momento la serie (por entonces moribunda) comenzó a cobrar vida poco a poco con capítulos tan convincentes como el de la infiltración de Jack y David en las líneas enemigas, o el de la epidemia que se propaga en la ciudad de Shiloh. Poco a poco esa épica que tanto echaba de menos comenzó a brotar en cada capítulo, y sus tramas empezaron a llenarse de dinamismo y pasión. Toda esa excelente orquesta que antes sonaba desafinada iba lentamente ajustando sus notas hasta llegar ante uno de esos episodios que solo pueden definirse como antológicos.
Respuesta: La historia no me estaba llegando al corazón. Y no lo hacía porque donde yo esperaba ver mitología y fantasía disfrazada de realidad, solo encontraba política y asuntos de estado con pinceladas de culebrón palaciego. Su dispersa y zarandeada trama no conseguía arrastrame a su epicentro, y sin poder llegar a ese lugar, que es el origen de cualquier buena historia, la serie no podía hacer otra cosa que morir, y así lo hizo tras su sexto capitulo. ¡Vamos, que me cansé, y pasé de ella!
Pero entonces llego Moltisanti y sus caballeros de la mesa bloguera, y con varios de sus comentarios consiguieron despertar de nuevo en mi esa irrefrenable curiosidad que hizo que Kings volviera a mi parrilla con renovadas ilusiones. A partir de ese momento la serie (por entonces moribunda) comenzó a cobrar vida poco a poco con capítulos tan convincentes como el de la infiltración de Jack y David en las líneas enemigas, o el de la epidemia que se propaga en la ciudad de Shiloh. Poco a poco esa épica que tanto echaba de menos comenzó a brotar en cada capítulo, y sus tramas empezaron a llenarse de dinamismo y pasión. Toda esa excelente orquesta que antes sonaba desafinada iba lentamente ajustando sus notas hasta llegar ante uno de esos episodios que solo pueden definirse como antológicos.
La Reina de Sabbath (1x08) encierra y explota al máximo todas las cualidades de la serie, regalándonos sus mejores momentos de intensidad y grandeza. Su mérito está en mezclar con maestría y delicadeza, futuro, presente, y pasado, en un capítulo muy oscuro (no en vano hay un apagón en la ciudad que lo cubre todo) donde la muerte es un personaje amenazador, que viene para introducir elementos fundamentales en el devenir de la historia. Los restantes episodios se agarran con fuerza a un desenlace trepidante, y aunque nunca llegan a rozar lo sublime, si mantienen el suficiente nivel de calidad y coherencia, como para dejarnos al final con una triste sensación de perdida. Y es que comprobar que se nos ha negado un merecido cierre a la historia es siempre desalentador. No hay vuelta de hoja, las cancelaciones son tan injustas y dolorosas como lamentablemente necesarias.
Mi conclusión es que Kings se hubiera sentido mucho más a gusto como mini serie, o en su versión extendida, en un canal por cable, donde hubiera podido explorarse a sí misma, sin la presión de tener constantemente el desagradable aliento de la audiencia en el cogote.
Watanabe, si te das cuenta, el hecho de cancelar la serie ya apuntaba a que no iba a ser una de esas series que calasen hondo en la memoria de uno. Con tan solo 13 capítulos pues yo diría que el desarrollo de la serie está conseguido dejando un final cerrado pero a la vez con pinceladas a imaginación del espectador, lo cual me quedó un tanto "pues vale" pero también conforme.
ResponderEliminarYo me quedaría con la actuación de los personajes(soberbia) y con un argumento distinto y vistoso de cada capítulo.
Yo fui uno de los que te recomendó darle una segunda oportunidad, y aunque no es de esas series que volverías a ver, también creo que uno queda medianamente satisfecho.Nooo?
Si me gusta Kings es porque se alejó del folletín culebronesco, en el que acaban estas series sobre la alta sociedad, para dedicarse a la épica y a las grandes frases y diálogos, una de las cancelaciones más injustas, que aun me sigue doliendo.
ResponderEliminarGanas tengo de pillar esta serie. Excelente post.
ResponderEliminarUrban: Efectivamente tu eres uno de esos caballeros de la mesa Bloguera a los que me refería. Me alegro de haberle dado una segunda oportunidad, a partir de la mitad de la temporada la serie alcanza grandes momentos y al final te deja un sabor agridulce, debido sobretodo a su cancelación. Quizás su segunda temporada hubiera sido maravillosa. Nunca lo sabremos.
ResponderEliminarSatrian: Los primeros capítulos me parecieron algo "Folletinescos" con un príncipe Jack muy en plan Gossip Girl, e historias centradas demasiado en la política. Luego la trama se centra mas en la épica y ahí es cuando me engancha hasta llegar a fascinarme.
Brendamola: Aunque me haya dejado sensaciones encontradas, merece la pena verla. Tiene unos cuantos capítulos increíbles.
Saludos a todos.
Intente verla varias veces pero nunca pase del tercer o cuarto capitulo, y eso que cada vez que leo algo o veo imagenes me vuelve a interesar mucho.
ResponderEliminarTu mismo Dark, no te quedes a mitad de algo que has empezado y que crees que tiene algo por el que verla. Yo te digo que poco a poco te vas adentrando en la historia y si le unes que tan solo son 13 episodios pues... que más se puede pedir?
ResponderEliminarPrecisamente creo que fue a partir el 1x06 cuando la serie empezó a conquistarme sin remedio. Es verdad que es muy grandelocuente y que debería haber sido perfilada como una serie o directamente, haberse emitido en un canal de cable pero a mí me maravilló. También es verdad que con Ian McShane de protagonista, no lo tenía nada difícil conmigo.
ResponderEliminarUrban: Dark, Haz caso a Urban que es muy sabio, yo lo hice y acabe disfrutando mucho de la serie.
ResponderEliminarMoltisanti: Precisamente os debo a ti y a otros como Urban el que me reenganchara. No creo que hubiera ningún Rey Silas mejor que Ian Mcshane. Creo que lo veremos otra vez en la esperadísima Los pilares de la tierra.