El Procedimental y Yo.

Para el que todavía no lo sepa, una serie procedimental es aquella en la que sus capítulos son auto conclusivos. O lo que es lo mismo, que sus tramas empiezan y terminan en el mismo episodio. Este tipo de series también suele tener otra subtrama más serializada, la cual se desarrolla a lo largo de varios episodios y/o temporadas. Dicho esto, que siempre viene bien para iniciados y despistados, si hay una cosa que tengo clara en esta vida seriefila que llevo es que los dramas Procedimentales y yo no nos llevamos nada bien. Además si a esta fatídica palabra le sumamos el binomio médicos, abogados, o policías el asunto se pone todavía peor. De verdad creedme si os digo que no hay ningún tipo de prejuicio, ni idea preconcebida al respecto, es simple y llanamente que su modelo y estructura narrativa tarde o temprano siempre tiende a aburrirme irremediablemente......

Como no podía ser de otra manera mi primer acercamiento con cierto “éxito”, a este tipo de series fue con CSI Las Vegas. Sus primeras temporadas me resultaron de lo más ligeras y entretenidas. Sus personajes tenían la suficiente complejidad como para ir más allá de sus propios estereotipos, y la manera de resolver los casos (en sus inicios), resultaba en cualquier caso, como poco, fresca y novedosa. Los primeros síntomas de aburrimiento llegaron a partir de la tercera temporada. Los personajes apenas habían evolucionado y empezaban a estancarse anclados en unas tramas que comenzaban a resultar excesivamente repetitivas. Ese efecto innovador que siempre había sido la metodología de trabajo de los agentes del CSI, ya no resultaba tan estimulante de propio cansancio. Su esquema argumental sería la piedra angular de las series que vendrían a continuación. Lo que en un principio llegó a ser algo original, e incluso parcialmente revolucionario en sus formas, poco después se convertiría en una formula manida que utilizaron las grandes cadenas, para llenar sus parrillas de productos de todo a cien.

Otro de los procedimentales con los que he podido tener algo de conexión a lo largo de estos años a sido con House. En un principio nuestro peculiar doctor era tan arrollador y carismático que gracias a él conseguí disfrutar la serie durante sus dos primeras temporadas. Más adelante la nula evolución de su personaje principal, y su repetitivo esquema argumental, me arrastró sin remedio a esa espiral de aburrimiento que suele engullirlo todo, e hizo que me alejara de la serie para siempre. Después de estas dos fallidas incursiones, os aseguro que he intentado engancharme a varias series con tramas auto conclusivas y el resultado siempre ha sido el mismo, no paso de los cinco o seis primeros episodios sin perder el interés por completo. Tan solo Fringe y ahora Supernatural me han entretenido lo suficiente como para llevarme apaciblemente hasta el final de sus primeras temporadas. Eso sí, espero y deseo que sus continuaciones se vuelvan lo más serializadas posibles ya que de otro modo es muy probable que acaben en el fangoso universo del hastío televisivo.