miércoles, 25 de noviembre de 2009

Cuando Weeds se fue a la playa.

Acabo de terminar la cuarta temporada de Weeds, y ha llegado el momento de enfrentarme a ella y vomitar todo lo que he visto y sentido en esta última parada en la desenfrenada vida de la irresistible, caprichosa, intrépida, e irresponsable, pero siempre interesante Nancy Botwin. En el último capitulo de la tercera temporada, Jenji Kohan, su creadora, dejó a los personajes principales en una encrucijada de fuego y destrucción, viendo desde una loma como ardían sus estereotipadas casas, en uno de los finales más glamurosamente arriesgados y sorprendentes de los últimos tiempos. Con ello ponía un punto y aparte a la serie, con la difícil misión de comenzar la historia prácticamente desde sus cenizas (nunca mejor dicho), enviando a la familia Botwin nada más ni nada menos que a la soleada y primitiva ciudad de Nuevo México. Lo que allí les tenía preparado a sus personajes, iba a ser un ir más allá (de lo imposible) en la historia, tan arriesgado y desconcertante, que ni ella misma era capaz de predecir las consecuencias cualitativas de tan arriesgada decisión......

¡Cudadin, Spoilers!

Comencemos por el principio. Recién llegados a la casa del abuelo Botwin, un tipo arisco, judío pendenciero, y sinvergüenza como el que más, Nancy y su familia no acabarán de sentirse a gusto en su nuevo hogar, como tampoco lo estaremos nosotros con el nuevo enfoque de la serie en sus inicios. Los primeros capítulos descolocan bastante, pero enseguida se quitan de encima ese desconcierto con un par de giros audaces (de los de siempre), made in Weeds, gracias a una bisabuela moribunda, y a unos viajes de negocios a México (trapicheos de Nancy), de lo más inquietantes y divertidos. Pronto descubrimos que todos estos primeros e inconexos episodios, solo son una mera introducción. Nancy ya no volverá a ser nunca más esa ama de casa pija y un tanto decadente, que vende hierba a estudiantes y ejecutivos. Ahora es la propietaria de un respetado negocio de ropa para bebes, que esconde en su interior un túnel con más de una sorpresa en su interior.

A partir de ese momento la serie entra en un baile de arriesgadas tramas, que rozan siempre lo impensable, pero que tienen tanto ingenio y desparpajo que uno nunca llega a perder del todo la conexión con la realidad. Solo la excesiva historia de Celia Hodes, con su forzada adicción a las drogas, traspasa ese límite en algunas ocasiones. Aunque también es cierto que siempre lo hace de una manera tan esperpénticamente divertida que uno nunca llega a tomárselo demasiado en serio. Es en esta cuarta temporada, cuando definitivamente Nancy ha perdido el control sobre sus hijos. Silas monta su propio negocio de venta de hierba con su reciente y madura novia divorciada, y Shane se convierte en el más chungo de los adolescente de su instituto, perdiendo la virginidad en un “ménage à trois”, con dos chicas malas que lo adoran. Estas dos tramas decoran la historia principal con la misma superflua (aunque encantadora) sensación de siempre. Pero esta vez la pérdida de ingenuidad de Shane hace que este nuevo ingrediente le de un sabor mas picante al conjunto.

Para mi el personaje más gracioso de la serie siempre ha sido Andrew, y la pareja que forma con el desagradable, pero siempre cómico Doug Wilson. En esta ocasión aprovechan la cercanía con México para hacerse coyotes, o lo que es lo mismo, para introducir inmigrantes de manera ilegal en el país. Esta hilarante trama da los mejores momentos de la temporada, con un Andrew en estado puro, y un Doug más decadente que nunca, en constante búsqueda de su enamorada inmigrante mexicana, regalándonos en su último capitulo una de las escenas (paja incluida) más antológicas, desagradables y desternillantes de la historia de la serie (sin comentarios).

Y ahora por último centrémonos en las tripas de la temporada, que no es otra que la historia de Nancy Botwin. La mujer de la mirada de fuego, podía haberse dedicado a sonreír a las embarazadas, poner la mano, coger el dinero de la mafia mexicana, y mirar hacia otro lado, esta vez la vida se lo había puesto muy fácil. Pero ¡NO!, Ella es diferente. Arrastrada por esa irresistible curiosidad que no hace más que meterla en líos continuamente, Nancy se introdujo en ese túnel para descubrir dos cosas al mismo tiempo, de iguales y devastadoras consecuencias. Por un lado que su desgastada brújula moral aún funciona, forzándola a delatar a su socio el narcotraficante Guillermo García, y por el otro para hallar el amor en la persona menos indicada posible, un alcalde carismático y seductor (Esteban Reyes) que en realidad es el jefe de la mafia mexicana. Estas dos terribles revelaciones, la llevarán al final de la temporada a estar en esa encrucijada, de la que sólo podrá salir con la suerte y el encanto de siempre. En definitiva, una cuarta temporada reciclada y empaquetada con muy diferentes sabores y texturas, pero tan espontánea y refrescante como lo ha sido desde el primer día.

8 comentarios:

  1. Pues yo ya he decidido dejar de ver esta serie. No soporto a ningún personaje, sobretodo a la supuestamente feminista y librepensante Nancy. Es una mala madre, una mala mujer, vamos, lo que se dice una pedazo de guarra, delincuente y una tontalculo ignorante sin ningún tipo de meta vital aparte de beber asquerosos jarabes azucarados. Una progre cuarentona que se viste de zorra quinceañera. Patética toda ella.

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  2. Es cierto que el comienzo de la temporada es un poco flojo pero después todo cambia a mejor.

    A mí Doug me resulta cansino, sin embargo todo lo que hace la gran Celia Hodes me encanta, hasta lo poco creíble. Sus momentos "drogadictianos" son increíbles.

    En fin, que para mí la serie no ha perdido apenas con este cambio de ubicación, me sigue pareciendo de lo mejor que hay ahora mismo... todavía no he visto la 5ª porque es de esas que veo dobladas.

    Saludos!

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  3. Esta serie es una de esas que tiene cosas que me encantan, y otras que no soporto. Entre las que me encantan esta esa pareja de pasados, de la que hablas que son Doug y Andrew, y entre las que no soporto esta Celia y una Nancy cada vez mas incoherente y desfasada. Aun asi la serie me hace pasar un buen rato y sigo con ella, aunque ya sin el entusiasmo de antaño.

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  4. A mi me encanta Nancy. Me gusta lo decidida que es. tanbien Andrew y sus constantes locuras. incluso Celia de lo patetica que es me resulta entrañable. Al unico que no le cojo el punto es a Doug.

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  5. Sandwich: Entiendo perfectamente que si no conectas de algún modo con el personaje principal de una serie no tengas donde agarrate. Especialmente en esos personajes cuyos valores éticos son bastante cuestionables, personalmente me ocurre a mí con House, no veo mas allá de ese tipo borde, maleducado, y egoísta.

    Yorch: por encima de todos sus desvaríos Celia incluida, la serie me sigue pareciendo muy ácida y divertida, y eso al final es lo que importa.

    Emiliano: A mí me sigue pareciendo igual de fresca que siempre, aunque echo de menos a algunos personajes de temporadas anteriores.

    Maite: Doug es otro de esos personajes que rozan el paroxismo Tanto él cómo Celia creo que están un poco traídos a la nueva historia con calzador. Pero aceptamos barco.

    Saludos a todos.

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  6. Pues yo ahora estoy terminando la cuarta, y sí es cierto que ha bajado un poco el nivel porque la tercera dejó el listón altisímo con un final impresionante y genial (la intro de la serie con la ciudad en llamas....)
    De Celia que puedo decir, es mi personaje preferido y me encantan sus desvaríos, pone el punto de humor absurdo a la serie y sus momentos de adiccion a las drogas como ha dicho Yorch son increíbles.

    Por cierto watanabe me gusta mucho tu blog :D

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  7. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  8. Némesis: Uno de los momentos más hilarantes de celia se produce cuando es arrastrada por la ventanilla del coche por Nancy. Hasta entonces su personaje me estaba pareciendo demasiado forzado. A partir de entonces lo encontré divertidamente surrealista. Me alegra mucho que te guste el blog.

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