sábado, 12 de marzo de 2011

¿Qué es una obra maestra?

El otro día, a través de un post llamado “Excelencia y gafapastismo”, del blog Diamantes en serie, Nahum se preguntaba si The Shield estaba injustamente menospreciada por la crítica en favor de otras series consideradas por todos (o por lo menos por muchos) obras maestras como Los Soprano, Six Feet Under, The West Wing o The Wire. Al final de ese estupendo post, nos animaba a cuestionarnos una serie de preguntas cuyas respuestas provocaron en mí una avalancha de pensamientos tan estimulantes y contradictorios que, finalmente, en lugar de contestarle en lo que iba a ser un comentario interminable, me decidí por dedicarle un post entero a dicha cuestión para poder explayarme a gusto en la respuesta. Las preguntas que nos planteo Nahúm fueron las siguientes: Más allá del "para gustos, colores", ¿pensáis que el canon crítico siempre privilegia un tipo de historias determinadas, quizá más serias o duras? Mi respuesta es Sí ¿Resulta determinante a la hora de valorar la grandeza de una ficción televisiva su carácter político, es decir, la lectura que proyecta sobre la sociedad? No sé si determinante, pero desde luego si es una cualidad de la obra que se tiene muy en cuenta, la cual considero muy importante ¿O puede una serie alcanzar el estatus de obra maestra "en sí misma", como un relato medido y fascinante? Rotundamente sí. No creo que una pregunta tenga que excluir a la otra. Una vez contestadas a estas preguntas de forma breve y concisa, aquí va mi extensa reflexión sobre el tema…

Por un lado creo que un determinado contenido siempre da una dimensión extra a cualquier obra acabando por imponerse sobre el simple entretenimiento (ya sea la risa en sí misma) por muy bien desarrollado y ejecutado que esté éste. Así pues no solo importa la manera en que se cuenta una determinada historia (que es muy importante, casi fundamental) sino que también lo hace el calado o la profundidad de su propuesta que acaba enriqueciendo a la obra en sí misma. Quizá por eso siempre pongo “un puntito” por debajo a grandísimas comedias (obras maestras, ojo) como Frasier o Malcolm in the Middle (mis favoritas y siempre amadas) en favor de otras series más serias y complejas tan grandes como éstas, como Los Soprano o The Wire, por poner los dos ejemplos más significativos de entre mis Tops inamovibles. No se trata de tener la razón, se trata de lo que me aporta personalmente cada obra debido a su naturaleza.

Por otro lado es imposible separar el gusto personal de una determinada obra por mucho que nos empeñemos en intentarlo. Si juzgo, por poner un ejemplo, In Treatment desde un aspecto puramente digamos “intelectual”, interpretaciones, diálogos, narrativa, dirección, estructura etc., no me queda ninguna duda de que es una gran obra digna de elogio. Ahora bien, nunca la consideraré (en mi humilde opinión) una obra maestra porque siempre estará supeditada al aspecto emocional "tu conexión personal con la obra” (en mi caso bastante intermitente) que va a determinar la valoración final que hacemos de ésta. Lo mismo ocurre al revés. A Lost, por poner otro ejemplo significativo, la considero una obra cumbre, por su gran capacidad para trascender, fascinar y/o emocionar a tanta gente (entre las que me incluyo) por encima de sus evidentes “torpezas” tanto de contenido como de forma. Por ello creo firmemente que una obra imperfecta puede llegar a ser una obra maestra, y también viceversa, que una obra (aparentemente) perfecta no siempre tiene por qué ser por definición una obra maestra. La línea siempre es muy fina y muchas veces cometemos el error de trazarla con demasiada ligereza, como posiblemente esté haciendo yo ahora mismo.

En cualquier caso, para todo esto de las valoraciones hay que tener una perspectiva que muchas veces no tenemos, o directamente despreciamos. Hay que tener claro que la valoración generalizada de una obra determinada siempre va a estar por encima de una opinión personal, por muy importante que sea ésta (críticos de renombre incluidos), incluso por encima de la nuestra propia (no nos creamos el ombligo del mundo). El Padrino, o Ciudadano Kane, Mozart o Los Beatles, La Gioconda o El Guernica, Don Quijote o Hamlet, Los Soprano o The Wire están catalogadas como obras maestras porque han sido juzgadas (o más bien apreciadas) así por “infinidad” de opiniones cuyo criterio tienen o han tenido una “mínima” credibilidad y una solida base analítica. Poco importa o nada que estemos de acuerdo o no con cada una de esas valoraciones, pues esa percepción no va a cambiar en nada su consideración por mucha mierda que le echemos encima. De ahí que digamos con frecuencia, esta obra está sobrevalorada, o esta otra infravalorada, al fin y al cabo no son más que nuestras opiniones personales (con más o menos credibilidad) contra las del mundo, y con el paso del tiempo el mundo siempre suele llevarse la razón lo queramos o no.

5 comentarios:

  1. Me gustaría poder opinar, pero como yo miro series de CW, creo que quedo excluido por mi cuestionable gusto, para saber lo que es una obra maestra.
    Comparto contigo la interesante reflexión que has hecho en tu artículo. Lo que a uno convence a otro aburre. Sheldon defiende Firefly y Leonard Babylon 5.
    Una obra maestra lo creas tu con tus recuerdos y emociones hacia esa serie, y eso nadie te lo puede quitar (ni el mundo).

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  2. Lo que para mí determina que una serie o película sea una obra maestra es el poso que me deja, más allá de aspectos técnicos. Historias tan distintas como Matar un ruiseñor, Buffy, American beauty o Treme me dejan roto en algún sentido, y en ello me baso. Y con eso me basta. Me siento bien reivindicando Six feet Under, In treatment, Urgencias, Gilmore Girls y otras series con alma, como vengo diciendo, que superan, desde mi punto de vista, a prodigios como Boadwalk Empire o The Wire. Es el núcleo, el corazón que exudan, lo que determina la diferencia entre una gran serie, un prodigio televisivo y una obra maestra.
    Como ves, muy subjetivo, que es lo que venimos afirmando todos.

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  3. ¡Qué puntual, así da gusto!

    Ya lo hablamos allá, pero me parece que has traído a colación un asunto muy interesante. En el párrafo en el que hablas de Lost y de In Treatment: la imperfección puede ser maestra... por cuestiones "externas" a la propia obra (en el caso de Lost por la fascinación que levantó).

    En todo caso, je, al final te veo un poco resignado: esa "infinidad" de opiniones son difíciles de cambiar. Ains.

    ¡Gracias por el diálogo, Watanabe! Siempre enriquece.

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  4. Agustín: Lo que sientes por una determinada obra nada ni nadie te lo va a quitar. A su vez tú tampoco le vas a quitar legitimidad porque creas que tal obra no es para tanto. De ahí lo de que el mundo suele llevarse la razón a la larga.

    Brian Edward Hyde: Siempre es subjetivo hasta cierto punto. También hay que diferenciar el mero entretenimiento (por mucho que nos divierta) de la dimensión que tiene una determinada obra (aunque no nos guste nada). Tampoco hay que radicalizar y solo decir "para gustos los colores"

    Nahum: Creo que pueden cambiar con el tiempo según vayan cambiando las corrientes de percepción. Nadie consideraba a Hitchcock (o casi nadie) un genio hasta que llegaron los de Cahiers du cinéma y lo empezaron a reivindicar como tal, creando un gran foco de interés hacia él. Lo sí creo es que la historia pone a cada uno en su sitio.

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  5. Yo por eso doy MIS impresiones sobre tal o cual cosa, porque es la única opinión que realmente entiendo y de la que puedo hablar con justicia. No porque yo considere que algo me parece Excelente a mucha otra gente le tenga que parecer que tiene el mismo nivelazo, así como algunas obras cosideradas maestras a mi me pueden parecer "solamente" buenas.
    Lo que el mundo en general considera obras maestras suele ser por todos conocido, así que no es necesario que yo diga si es, o no, una obra maestra, como tú bien has dicho mi opinión no influirá más o menos "con el paso del tiempo el mundo siempre suele llevarse la razón lo queramos o no".

    ¡Saludos!
    ¡Saludos!

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