lunes, 9 de agosto de 2010

Cáprica. El nacimiento de los Cylon.

Creo que casi todos sabemos que Battlestar Galáctica ha terminado por ser una de las series más emblemáticas de la última generación televisiva americana. Particularmente su cierre me dejó una sensación agridulce en el recuerdo después de ser uno de los máximos valedores de sus primeras temporadas. Mi intensa conexión con la serie comenzó a sufrir cortes intermitentes hacia la mitad de la tercera temporada, que finalmente acabó derivando en una nueva percepción de ésta mucho más lejana, fría e irremediablemente crítica. Este pequeño inciso sobre la serie matriz viene al caso para que sepáis que de primeras su Spin-off no me resultaba especialmente llamativo más allá del interés que me pueda despertar un nuevo producto de ciencia ficción de buena factura. Con estas credenciales y sin demasiadas expectativas sobre la mesa, finalmente me puse manos a la obra con la nueva creación de Ronald. D. Moore, descubriendo inmediatamente ya desde sus inicios que la serie me podría ofrecer muchas más satisfacciones de las esperadas. El viaje a los orígenes de las máquinas asesinas de Galáctica resulto ser una nueva y fascinante escusa para desarrollar nuevos personajes de los cuales enamorarse. De momento no he llegado a tanto, pero si puedo decir con sinceridad que voy camino de hacerlo si la historia continua creciendo por este camino. Regresemos pues al pasado de los Cylon, y veamos que nos han venido a dar sus primeros nueve pasos…….

¡Libre de Spoilers! Al contrario que Battlestar Galáctica (inevitablemente habrá constantes comparaciones), su arranque es cocinado a fuego lento, en vez de disparar su argumento con un trepidante inicio con la finalidad de atrapar rápidamente al espectador. Aunque el corazón de la serie sea el mismo que el de su hermana mayor (sus personajes), sus armas son mucho más sutiles e hipnóticas dejando de esta manera fuera de ella a muchos de los fans de Galáctica que se acercaron a ella desde su vertiente más épica y aventurera. Ahora bien, ciencia ficción y religión vuelven a darse de la mano y desde esa perspectiva puede enganchar a muchos otros seguidores de la serie original. A mí personalmente, que no creo encontrarme ni en uno ni en otro bando, la historia y sus personajes han sido mi punto de conexión hasta el momento, haciendo su ambiente el resto del trabajo para que la serie llegue a cautivarme por completo. En este último aspecto la magnífica banda sonora de Bear McCreary heredada y reciclada de su serie matriz vuelve a ser una de las grandes virtudes de una serie que ya desde sus primeras imágenes lucha por llamar la atención por sí misma lejos de la alargada sombra que la cubre y la compara constantemente con su reflejo.

A pesar de sus múltiples ideas traídas y trasmutadas del constantemente auto abastecido mundo de la ciencia ficción, la historia tiene la suficiente originalidad (compartida) como para no pasar desapercibida, utilizando siempre como punto de partida los orígenes de su serie madre. Para los más impacientes decirles que el argumento se toma su tiempo en rearmarse pero que cuando lo hace suelta todo su poderío con exquisita contundencia principalmente en sus episodios finales, cargados con un alto voltaje de acción e interés. Mientras tanto los actores, que están estupendos, serán los anfitriones ideales de una fiesta algo chill out (por lo pausado de su propuesta) encandilando al espectador con cada uno de sus múltiples matices, apoyados siempre en unas imágenes que resultan tan precisas e inquietantes como irremediablemente cautivadoras. Por el contrario, también es cierto que le hace falta una columna vertebral más solida que una las diferentes tramas que tienden a la dispersión con demasiada frecuencia (especialmente en sus primeros episodios). Si Galáctica utilizaba la política como elemento perturbador e incordiaba en exceso (por lo menos a un servidor) al contagiar demasiado su plomizo espesor al resto de géneros, en este caso todavía no he encontrado ningún agente externo similar que produzca la misma sensación de incomodidad.

Para ser justo también diré que todavía a esta Cáprica le queda mucho camino que recorrer para siquiera igualar la capacidad embaucadora y cercana que llegó a alcanzar su hermana mayor en sus mejores momentos. Así pues, estos nueve capítulos no son más que una muy buena introducción a un nuevo universo plagado de referencias (especialmente cinéfilas). Veamos si el futuro la convierte en una serie tan grandiosa e importante como ha llegado a ser Battlestar Galáctica. Apuesto todos mis cubits a que así será.

5 comentarios:

  1. A mi no me importa lo aparentemete disperso del argumento, es más agradezco ese ambiente de caos que destila la serie, me ha gustado mucho esta primera parte de la temporada.

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  2. Satrian: Creo que cuando coja una buena historia que centralice más la serie ésta alcanzara sus mejores cotas de diversión. Aún así un producto estupendo que va de menos a más con un final lleno de ingenio y acción.

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  3. Y pensar que tenemos que esperar hasta el año que viene para continuar con la primera temporada... ¡Horror! Se nota que es descenciente de BsG en sus infames parones.

    Totalmente de acuerdo en que la serie no hace el esfuerzo por engacharte desde el minuto uno, pero tampoco deja de lanzar anzuelos para mantenerte allí viendo.

    Los capítulos de New Caprica me cautivaron.

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  4. Jaina: Entre este parón y el de Breaking Bad y además con esos finales vamos a tener que meternos en vena las nuevas series que nos lleguen para apaciguar nuestras ansias. Me gusta New Caprica y creo que ahí tienen mucho material para agigantar la serie.

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  5. La verdad es que me has puesto los dientes largos pero no quiero empezar con ella hasta no tener la primera temporada completa.

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