lunes, 14 de diciembre de 2009

Las dos V

Después del aluvión de post que inevitablemente nos llegó tras sus primeros cuatro episodios, quise esperarme un tiempo prudencial (para no saturar al personal), antes de presentar una nueva entrada sobre la serie. Por otro lado también necesitaba comprobar como maduraba en mi cabeza lo que había visto y sentido, y así analizar después, con más calma, que clase de huella me habían dejado estos nuevos lagartos espaciales. Es cierto que cuatro capítulos no son suficientes como para juzgar con garantías una serie, y más cuando sólo acaba de comenzar, pero también es verdad que en lo que nos han presentado hay suficiente material como para hacernos una idea general de lo que podemos esperar de ella. Tras esta totalmente prescindible introducción, me dispongo a invadir vuestras pantallas de ordenador, con un post de lo más pacifico. Aún así tened cuidado de mis intenciones...............

Empezaré poniendo mis cartas sobre la mesa. Yo era uno de esos niños que en 1983, cada vez que se emitía un episodio de V corría asustado (pero ansioso) hacia el televisor más cercano, para vivir la experiencia de ser invadido por los extraterrestres. Recuerdo perfectamente las primeras e inigualables sensaciones que produjo en mí y en toda mí generación la serie original. La fascinación que despertaba en nosotros era tan brutal que aquello dejaba de ser una simple ficción televisiva para trasformarse en un auténtico reality show intergaláctico. El momento en que las naves de los visitantes sobrevolaron por primera vez nuestras ciudades todavía no ha sido emocionalmente igualado, y el instante en que vimos como Diana se zampaba una rata, aún perdura en nuestra memoria como uno de los momentos más impactantes de la historia de la televisión. Es cierto que su potente historia inicial acaba haciendo aguas en su tramo final, y que sus efectos especiales, maquillaje y producción han envejecido marchitados por el imparable avance tecnológico. Pero tanto su revolucionaria propuesta inicial, como su adelantado mensaje socio-cultural, continúan siendo tan actuales y contundentes como el primer día. Con todo este bagaje emocional a nuestras espaldas y ante tan altas e infranqueables expectativas, este remake que ahora nos ofrece la cadena ABC se convierte (inevitablemente) para muchos de nosotros en una cuestión de vida o muerte.

Sin embargo este nuevo piloto que nos llegó en 2009, nos dejó la sensación de que los guionistas habían afrontado el proyecto con los deberes bien hechos. Ya desde su mismísimo comienzo se puede apreciar que se acercaron al clásico sin avergonzarse de tomar prestadas sus mejores armas, pero a su vez aportando toda la artillería pesada de la que poseían. Si la primera impresión es lo que cuenta (dicen), esta es tan satisfactoria que apenas se resiente de los recuerdos que evoca su antecesora. La presentación de los personajes principales es limpia y concisa, el desembarco de las naves (a pesar de sus mil referencias) espectacular y emocionante, y el desarrollo posterior de la trama (aunque algo acelerado) siempre tiene la suficiente tensión y coherencia como para terminar el capitulo sin echar demasiado de menos a ese niño que quería ser Donovan. El problema vino después. Casi todas las cartas importantes con las que jugaba la serie ya estaban sobre la mesa. Los episodios siguientes apenas aportaron emoción a la trama, y su argumento avanzó a través de unos personajes algo desdibujados, que anduvieron atascándose en un ritmo que nunca terminó de arrancar. La nueva Diana, que en esta ocasión se llama Anna, (interpretada por Morena Baccarin) pierde toda su energía y su carisma sexual, en pos de una actitud más fría y calculadora, lo que hace que en este caso sea simplemente una cuestión de gustos el que te decantes por una u otra referencia. Sin embargo, Elizabeth Michell aunque nunca caiga en el disparate, si demuestra (como me temía) que más allá de la Juliet de Perdidos, no dispone de los suficientes recursos interpretativos como para llenar de solidez por si sola un personaje de tal magnitud. En cuanto al (criticadísimo) hijo pro visitantes, aunque sea cierto que resulta repelente, creo que de momento tan solo es víctima de su propio personaje. En este caso, un adolescente superficial y tontorrón, con un claro déficit de atención, y además dotado de muy poca gracia. Tan solo esa quinta columna que espera agazapada su oportunidad, y ese cliffhanger final, llenan de futuro y esperanza una serie que por ahora tiene más oscuros que claros.

Para cerrar acabaré diciendo que a pesar de todos estos incómodos defectos, todo en esta nueva V me resulta correcto y entretenido. Lo que si quiero dejar bien claro es que donde en la antigua serie veía sorpresas, aventuras, y emoción a raudales, aquí (de momento) sólo he encontrado una desesperada sensación de apatía, que espero desaparezca en cuanto alguno de sus lagartos se quite por fin de encima toda esa pesada piel que parece sobrarle (y ahí va metáfora incluida).

9 comentarios:

  1. A mi me ha defraudado por previsible y plano, no ha llegado a entretenerme y esperaba mejores efectos especiales, seguiré viéndola pero no espero mucho de ella.

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  2. Sólo por la escena en la que la novia lagarta del chaval se quita la ropa ya valió la pena ver los capítulos emitidos hasta ahora. Cuando se cepille al chaval, ya veré la escena por yutúf... Este último trimestre ya me he cargado 4 series: la cutre whitecollar, la mediocre fringe, V y, sobretodo, la insoportable flashforward.

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  3. La v original ahora ya resulta muy cutre, intente verla hace poco y me moria de la risa. la nueva de momento es entretenida, aunque el hijo de la prota tiene una cara de "Toli" que no puede con ella.

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  4. Este v que nos han endosado es un completo fracaso. aporta muy poco y apenas utiliza las mejores referencias del original.

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  5. La presentación pudo ser muy buena, pero ahí se quedaron las buenas intenciones. Ahí y con el cliffhanger espectacular que se marcaron al final del cuarto capítulo (sigo pensando que lo metieron por meter debido al largo parón).

    De la original recuerdo lo justo como para seguir teniéndola un cariño especial. Justo los motivos que dices de ella, son por lo que veía lógico hacer un remake, lástima que por ahora no hayan aprovechado el potencial de los visitantes como a mí me gustaría.

    Espero que tras el parón, nos traigan a los temibles lagartos y no a los sosos chaquetas azules que nos han mostrado.

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  6. Perdona, no me gustaría que te tomases mi comentario como si te estuviera recitando la lección, ¿pero has tenido en cuenta que cuando viste la V original eras un virgen teléfilo y ahora seguramente estás más rodado que una prostituta de las Ramblas de Barcelona?

    Lo digo porque el factor nostalgia a veces nos puede.

    (Efectivamente, parece que te aleccione y no es mi intención. Que yo odio cuando la gente me deja comentarios condescendientes)

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  7. Critico en serie: Lo primero agradecerte que te pases por este, mi rincón seriéfilo. Tu blog fue de los primeros que descubrí por estos parajes y suelo visitarlo con frecuencia. ¡Ahora, al lío!. Evidentemente mi experiencia seriéfila es totalmente diferente, y mi percepción de la serie original esta totalmente condicionada por la nostalgia (al menos eso he intentado trasmitir en este post). Ahora bien, lo que digo es que las sensaciones que me provocó aquella serie (ya muy envejecida) están "a años luz" de las que me ha trasmitido esta, y creo que si se lo hubieran currado mejor podrían haber conseguido que mi corazón se hubiera acelerado de entusiasmo, cosa que no ha hecho en ningún momento.

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  8. Watanabe, pues yo que casi ni me acuerdo de la original, en ciertos momentos me he emocionado con la nueva V.

    Pero no una emoción de desconcierto (al estilo llegar a la isla de Perdidos), sino con el convencimiento que estoy delante de un producto de fácil consumo que busca entretenerme a lo grande.

    Esa reunión de la resistencia en el piloto me encantó, y la entrevista entre Anna y el periodista fue como la película de Frost/Nixon que nunca fue (odio el director Ron Howard).

    Y capítulo a capítulo me ha ido seduciendo de la misma forma que adoro ver El Gran Halcón, El Último Gran Héroe o... no sé qué otros ejemplos decirte. Pero mientras me tenga pegado en el sofá, ya me vale.

    Echaba de menos ese entretenimiento fácil y a la vez de calidad. Que ahora parece que las series sólo se van a derroteros imposibles (flashforward) y reflexivos (galactica), o a productos light sin mucha entidad.

    Y gracias por el comentario acerca de mi blog. La verdad es que llegaste fuerte y no te pienses que no me fijé.

    Lo que ocurre es que entre mi blog, las webs que debo consultar cada día, mi trabajo formal, y estar al dia viendo series y realities, me cuesta encontrar tiempo para divagar por la blogosfera y encima dejar comentarios.

    Te lo juro que a ratos me ahogo entre la televisión y el trabajo. Y diría que la tele es un placer, que lo es, pero en parte también es obligación. Y parece que mucha gente no lo entienda, pero si quiero trabajar en el mundillo, necesito dedicarle horas, por tonto y vago que parezca.

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  9. Satrian: De momento tampoco me siento defraudado, lo que sí es verdad es que esperaba mas de ella. Los efectos especiales me parecen razonablemente correctos.

    Sándwich: Creo que la serie todavía tiene algunos alicientes más que la estupenda Laura Vandervoort. Yo de momento aguanto con las tres que has dejado. White collar no la he visto todavía.

    Moltisanti: La verdad es que hace poco se reunieron varios de mis amigos para hacer un maratón de la original, y yo no quise ir para no ensuciar demasiado el recuerdo que tengo de ella, que por otra parte es bastante claro. Como tu espero que en su retorno la serie se vuelva un poco más oscura.

    Critico en serie: El piloto me resultó muy interesante, y como tú si llegué a emocionarme con las escenas que has comentado. El problema vino en los siguientes episodios, los cuales están cargados de muy poca intensidad.

    Es cierto que mantenerte visible por la blogosfera seriéfila es a veces un imposible. Solo espero que puedas ganarte la vida con algo relacionado con esto de las series. Juntar pasión y trabajo es un autentico privilegio..

    Por cierto ya somos dos los que odiamos a Ron Howard. Sobre todo desde que dejó de ser ese humilde artesano de películas tan divertidas como Splash, Coocon o Willow, para convertirse en el “reputado director” de las grandilocuentes Apollo 13, Una Mente Maravillosa o Cinderella Man. Aunque también tengo que reconocer que Frost/Nixon me sorprendió agradablemente.

    Saludos a todos.

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