Homenaje a Bryan Fuller. I

Ayer vi el capitulo final de la maravillosa Pushing Dasies, y me quedé con un sabor agridulce en la retina. Nunca las tartas de nuestro pastelero favorito me supieron tan extrañamente amargas. Desde la oscuridad de mi salón, tras ver sus ultimas imágenes, maldije a productores y ejecutivos por privarnos de una de las series mas originales de la ultima década. La implacable audiencia se había zampado de nuevo otra de las mejores porciones de su parrilla. Como soy fan incondicional de su creador, he decidido dedicarle unas cuantas palabras que intenten hacer justicia a su desbordante inventiva. Así que este cuento no puede comenzar de otra manera que no sea..............

.........Erase una vez un joven con mucha imaginación llamado Byan Fuller (27/07/69) que un buen día decidió dedicarse al maravilloso mundo de la ficción. Lo primero que hizo fue matricularse allá por finales de los ochenta en la escuela de cine de la USC, de Los Ángeles, donde conoció a dos profesoras hermanas que antes habían sido deportistas de natación sincronizada. Pero eso es otra historia. Los hechos eran estos: Tras pasar unos años en la productora Paramount formándose como productor y guionista, Bryan dio el salto a la televisión, de la mano de la cadena de pago Showtime. Antes ya había colaborado en algunos guiones de la mítica serie Star Trek, pero aquí fue donde por fin pudo ponerse al frente de su propio proyecto personal. La serie Tan Muertos Como Yo, es una comedia negra que narra las vicisitudes de un grupo de personas que han muerto, que se dedican a recolectar almas, para ayudarlas a comprender mejor sus vidas antes de que se despidan definitivamente del mundo de los vivos. En esta serie ya se pueden apreciar varios de los temas fetiche de su creador, como son: las familias disfuncionales, la aceptación de la muerte de los seres queridos, la soledad del individuo apartado de la sociedad, o el ser diferente al resto de personas y las consecuencias que esto conlleva. Eso si, todo ello contado siempre desde un punto de vista muy colorido, extravagante y divertido. Había nacido el sello Fuller.

La serie no tuvo demasiado éxito y terminó por cancelarse tras su segunda temporada. Situación que ha tenido que llevar a cuestas en varias ocasiones a lo largo de su carrera. Pero su ángel de la guarda no le iba a dejar solo en semejante trance, y poco después le brindaba una nueva oportunidad de desarrollar otra de sus originales historias. La Fox estaba buscando una comedia diferente para su pastel televisivo y Fuller parecía ser el ingrediente perfecto. Así nació Wonderfall. La serie nos traslada hasta las cataratas del Niagara, donde una joven que trabaja en una tienda de souvenir, empieza a escuchar a diferentes objetos que le piden que haga extrañas cosas. En un princio dichos ruegos no tendrán ningún sentido, pero al final de cada episodio comprobaremos que seguirlos han servido para ayudar a alguien que lo necesitaba. A pesar de su original planteamiento y su divertida puesta en escena, el show apenas duro 13 episodios. Fuller se volvía a encontrar ante la misma situación de antes. Un gran reconocimiento por parte de la crítica, pero un nuevo proyecto en la papelera de las audiencias. Otra propuesta arriesgada y diferente incomprendida. Ante la frustración que le produjo este hecho, cuenta la leyenda que nuestro protagonista se refugió en la soledad de su despacho a crear libros de tres dimensiones, y a meditar con sus objetos, cual debería ser su siguiente paso laboral. Fue entonces cuando unos Superhéroes llegarían al rescate en forma de proyecto televisivo.
Continuará.....