“La ficción inglesa está que se sale”. Esta es una de las frases que más se oyen por estos lares en los últimos años. Aunque no comparto al cien por cien esa afirmación (no por llevar la contraria sino más bien por una apreciación puramente personal), lo que sí es cierto es que la mayoría de series provenientes de allí son productos de una calidad excelente, siempre muy interesantes en su concepto, y todas ellas desprovistas de todo tipo de artificios y miramientos de cara a la galería. Downton Abbey es uno de los mejores ejemplos de esto que digo, y sin duda uno de los mayores éxitos exportados por la patria de Los Beatles en los últimos tiempos. Personalmente me ha parecido una auténtica delicia de serie. Ya sea porque visualmente es muy atractiva, o porque sus tramas y personajes entrecruzados son pura adicción en vena, la nueva “Arriba y abajo” del siglo veintiuno (considerando a ésta como tal y no a la secuela-remake estrenada ese mismo año) ha logrado cautivarme por completo en apenas siete episodios que ha durado su primera temporada. Todas esas sensaciones positivas que me ha dejado el visionado de la serie son las que he tratado de trasmitir, de la manera más fiel posible, en el último artículo publicado en mi segunda casa (página web) seriéfila LOQUEYOTEDIGA. Ya saben, Vayan y lean…
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