Si hay una serie en la actualidad que, por temática, ambición narrativa y argumental, y poder de fascinación, sea capaz de hacernos olvidar que Perdidos ya no está entre nosotros, esa es sin duda Fringe. Su evolución a partir de la mitad de su primera temporada, ha sido toda una demostración de talento a la hora de saber detectar a tiempo sus malos hábitos, e ir desprendiéndose poco a poco y con audacia de sus referencias más inmediatas, siendo “Expediente X” la más visible y pesada. Sus tramas, y sobre todo sus personajes, episodio a episodio, no han hecho otra cosa que ir engrandeciéndose ante nuestros ojos (éstos siempre expectantes), hasta llegar a convertir la serie en la maravillosa obra de ciencia ficción que es hoy en día. Sin haber comenzado todavía ni un solo capítulo de su tercera temporada (actualmente en emisión), ya me declaro fan absoluto de Fringe, y como tal sufro ante la perspectiva de que la Fox llegue a cancelarla en cualquier momento vistas las bajas audiencias que está cosechando cada episodio emitido. Por ello, si existe un dios de las series escondido en algún lugar de nuestro universo catódico, yo le pido que ¡Por favor! utilice su infinito poder y capacidad de persuasión, para conseguir que Fringe por lo menos llegue a tener un digno final a la altura del legado que nos está regalando. Pero, no seamos cenizos, ni adelantemos desastrosos acontecimientos, y veamos primero que se esconde tras este grito de desesperación y ayuda. Vayamos a la raíz de mi enamoramiento. Analicemos su fantástica segunda temporada…
"El inquietud y desesperación de Walter se convierte en uno de los mejores leimotiv de la temporada" |
Tras el espectacular cliffhanger que nos dejó el final de su primera season, el primer episodio de la segunda se convertía en todo un acontecimiento para los fans que, para bien o para mal, acabaría resultando una vez más un cara o cruz a vida o muerte. Demostrar que estaba a la altura de unas expectativas tan magistralmente generadas no era tarea fácil, y mucho menos hacerlo sin dar en el intento algunos pasos hacia atrás. Los creadores de Fringe, sabedores de ésto, tenían que ser capaces de resolver parte de la trama que dejaron en el aire, y al mismo tiempo generar un nuevo impulso a ésta que fuera lo suficientemente interesante y sobre todo sólido como para no dejar lo anteriormente logrado en agua de borrajas. La solución estaba ante sus narices. Si la evolución de los personajes había sido gran parte de la clave del crecimiento de calidad de su primera temporada, Walter Bishop en especial, se convertiría en el eje principal desde donde empezar a construir los acontecimientos de esta segunda. Así pues, tanto él, como por extensión su hijo Peter, han sido posiblemente dos de las claves más importantes que han logrado finalmente llevar la serie hasta el magnífico estado de salud creativa en el que se encuentra a día de hoy.
"El juego de espejos llevado a sus máximas consecuencias" |
La otra clave, además de una siempre genuina y estimulante (en todos los sentidos) Olivia Dunhan, ha sido el excelente equilibrio de calidad entre los capítulos autoconclusivos y los más serializados. No comparto esa corriente de opinión bloguera que dice que la serie pierde muchos enteros cuando deja a un lado la continuidad. Es obvio que Fringe se vuelve mucho más adictiva cuando la trama se adentra en los oscuros pasillos de su propia mitología (tampoco estoy ciego de entusiasmo), pero también es cierto que la calidad general de los episodios cerrados ha subido tanto que, incluso muchos de ellos, logran ser tan fascinantes o más que algunos de los otros, convirtiéndose unos cuantos de éstos en autenticas joyitas seriéfilas de la televisión actual. Como ejemplo podemos destacar el 2x09 “La Lombriz”, el 2x13 “Bajo la superficie”, el episodio retro-musical 2x20 “Betty marrón”, y sobre todo el 2x18 “Tulipán Blanco” (del que ya hablé en un post especial), donde se demuestra que este tipo de episodios no solo sirven para terminar de rellenar una temporada de una manera brillante, sino que además pueden ser utilizados para profundizar aún más en la psicología de sus protagonistas dándoles a estos una mayor dimensión.
"Otro final de temporada trepidante aunque algo menos sorpresivo" |
Fringe ha logrado dar con una fórmula perfecta, creada a partir de una búsqueda de identidad propia, encontrada a base de multitud de intentos tanto acertados como fallidos. Ésta no es otra que: personajes que nos importen lo suficiente más allá de la trama específica que haya de cada capítulo (Walter, Olivia, Peter y hasta Astrid, ya forman parte de nuestro más íntimo círculo de amistades seriéfilas). Una mitología original y vertiginosa con misterios bien diseñados, la mayoría de ellos resueltos con coherencia y notoriedad (Los observadores, el origen de Peter, la guerra entre universos paralelos). Secundarios bien perfilados aunque algunos solo estén escritos para aparecer unos pocos minutos en pantalla (véase como mayor ejemplo la sheriff que acompaña a Peter en el antepenúltimo episodio de la serie titulado “En busca de un significado”). Y sobre todo esa mezcla entre épica, ciencia, fantasía, y humanidad, que han terminado por convertir a Fringe en una de las ficciones más fascinante y adictiva del panorama actual televisivo.
Por todo esto me vuelvo a declarar seguidor/fan absoluto de Fringe, hasta que la muerte (o la cancelación) nos separe. Recemos juntos una nueva oración al dios de la series, para que este hecho no se produzca nunca antes de tiempo.
esta temporada deberia haber estado nominada a los Emmy. Mi serie favorita. Ojala no la cancelen.
ResponderEliminarProhibido mencionar la palabra maldita!!! me niego a que ocurra eso porque ahora mismo es una de las series con las que más disfruto tanto de sus capítulos autoconclusivos como más serializados.
ResponderEliminarAdoro a Walter y no me importaría que diesen un poquito más de protagonismo a Astrid.
Saludicos.
Esperemos que la audiencia del otro lado del charco se de cuenta, pero me temo que lo tenemos crudo, cada vez me gusta más esta serie, cada vez más ciencia ficción, cada vez más interesante pero sigue sin conectar con una audiencia más grande.
ResponderEliminarLipooh: Tienes razón, ya no quiero ver más las palabras Fringe y cancelación en la misma frase. Me gusta mucho la relación de Walter y Astrid de las más sutiles y emotivas de la televisión. Como dices dan ganas de conocer un poquito más a esta última.
ResponderEliminarSatrian: Si llega a ocurrir espero que les avisen con tiempo y puedan tejer un buen cierre para la serie.